El arte de los siglos XI al XV en al-Andalus

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Datos principales


Desarrollo


El hundimiento del Califato en el año 1031 provocará el disgregamiento del territorio de al-Andalus en una serie de reinos independientes, denominados Taifas. Cada uno de estos reinos competirá con sus vecinos en la promoción del arte y el conocimiento, por lo que se trata de un periodo de gran desarrollo cultural. La taifa de los Beni Hud de Zaragoza nos ha dejado el maravilloso Palacio de la Aljafería. En los restos conservados podemos admirar la riqueza decorativa alcanzada y el empleo de materiales fáciles de modelar, como el alabastro y el yeso. La delicada situación política y las continuas tensiones entre los reinos conducirán a la construcción de un amplio número de castillos y fortalezas, reforzándose las levantadas en tiempos anteriores. Buenos ejemplos de ello son las alcazabas de Málaga y Almería. La presión de los reinos cristianos del norte será la causa de la entrada en tierras andalusíes de tropas procedentes del norte de Africa. Los almorávides en los años finales del siglo XI formarán un gran imperio, que desde Marruecos alcanza los territorios de al-Andalus. A mediados del siglo XII un nuevo imperio vuelve a ocupar las tierras andalusíes. Se trata de los almohades, que tendrán en Sevilla su capital. Los almohades, grandes constructores, serán los artífices de la construcción de la Giralda. El alminar de la mezquita aljama sevillana alcanza los 94 metros de altura, con balcones y ventanas en los cuatro frentes.

La decoración de los muros hasta la mitad de la altura presenta tres paños verticales con la típica red de rombos. Otra construcción característica del imperio almohade es la llamada Torre del Oro, una torre albarrana que formaba parte de las defensas de los alcázares y el puerto. Los almohades también restauraron los antiguos alcázares taifas para convertirlos en una ciudadela cortesana y militar. De esta época se conserva el Patio del Yeso. La decoración de las arquerías de la fachada es similar a la de la Giralda. Posteriormente los reyes cristianos continuaron la labor edilicia en este lugar, pero siguieron el estilo arquitectónico y decorativo, una muestra más de la superioridad cultural andalusí. La victoria de los reinos cristianos en la batalla de las Navas de Tolosa abrirá el valle del Guadalquivir a las tropas castellanas. A lo largo del siglo XIII caerán en sus manos las principales ciudades, resistiendo tan sólo el reino nazarí de Granada, hasta que en 1492 pase a formar parte del reino de Castilla. El arte nazarí supone el punto final en el desarrollo del arte islámico en la Península Ibérica. Su joya indiscutible es La Alhambra, una ciudad palatina amurallada en la que podemos distinguir varios recintos. En la cota más elevada de la colina se emplaza la Alcazaba, la zona amurallada que era la residencia de la guardia de élite del sultán. Del conjunto de palacios nazaríes, independientes originariamente entre sí, destacan varias zonas.

El palacio de Comares fue mandado construir por Yusuf I y se estructura en torno a un patio con una alberca, a la que asoma la torre de Comares, donde se encontraba la sala del trono. En tiempos de Muhammad V se construye el Palacio de los Leones, estructurado en torno a un patio porticado, en cuyo centro se halla la fuente que le da nombre. En cada uno de sus cuatro lados se abren estancias. La historia, poblada de leyendas y embrujos, ha convertido a la Alhambra en un fetiche del turismo mundial, visitado cada año por más de dos millones de personas. Frente a la Alhambra se alza el Generalife, una finca de recreo próxima a la sede de la corte. Muhammad II fue el responsable de su construcción. El patio de la Acequia, de planta rectangular alargada y atravesado por la acequia que le da nombre, es su principal atractivo. Actividad de carácter ritual, la higiene del cuerpo es considerada por los musulmanes un acto de purificación religiosa. Sin embargo, el baño era también un lugar de reunión, de descanso y de relación. De ahí la proliferación de baños o hamman. En Granada se conserva el hamman Al-Ywawza o baño del nogal, también conocido como El Bañuelo, construido en la primera mitad del siglo XI. Si bien la dominación musulmana de la Península acabó en 1492, la herencia andalusí ha perdurado hasta nuestros días. Podemos verla en el paisaje, el patrimonio artístico, las tradiciones, el folklore, la gastronomía o la artesanía, siendo éste uno de los periodos más brillantes de nuestro pasado.

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