El matrimonio era en Babilonia la base sobre la que se sustentaba la familia, siendo de hecho un vínculo jurídico suscrito entre dos familias a través de la unión legal de dos de sus miembros. De esta forma, los enlaces eran acordados cuando aún los contrayentes eran niños, considerando ambas familias que tal unión sería beneficiosa para sus intereses. Llegado a un acuerdo, la familia del novio debía entregar a la de la novia un presente simbolizando el compromiso alcanzado. Este acto era denominado terhatum.