Ramiro II
Desarrollo
El reinado de Ramiro II será considerado como el de mayor trascendencia de la época imperial leonesa, destacando el avance territorial que se va a producir. Ramiro II se hizo con la corona leonesa tras la guerra civil que vivió el reino a la muerte de Fruela II , su tío. La nobleza asturiana apoyó en este conflicto al hijo del fallecido rey, Alfonso Froilaz, mientras que los nobles galaico-portugueses brindaban su colaboración a los hijos de Ordoño II : Sancho, Alfonso y Ramiro. En el conflicto también participó Sancho Garcés I de Navarra apoyando a este segundo grupo que se alzó con la victoria. Pero el reino se dividió al corresponder a Alfonso el gobierno de León -titulado Alfonso IV- mientras Sancho gobernaba Galicia con título de rey y Ramiro se hacía fuerte entre los ríos Miño y Mondego. El fallecimiento de Sancho (929) y el retiro de Alfonso al monasterio de Sahagún tras el fallecimiento de su esposa Onneca de Navarra (931) permitirán a Ramiro reunir bajo su mando las diferentes zonas del Imperio, ostentando los títulos de "imperator" y "rex magnus". La ayuda del conde castellano Fernán González y del rey navarro Sancho Garcés I serán fundamentales para Ramiro. No en balde, con objeto de ratificar el apoyo navarro, Ramiro casará con una hija de los reyes Sancho y Toda, la princesa Urraca, naciendo Sancho el Craso de esa unión. Dos etapas forman el reinado de Ramiro, trazándose una línea divisoria en el año 940.
En el primer periodo nos encontramos con continuos enfrentamientos con al-Andalus . La zona de la Rioja se mantendrá segura gracias a la alianza navarra por lo que Ramiro tomaba Madrid de manera coyuntural y vencía espectacularmente a Abd al-Rahman III en Osma (934). Esta derrota motivaría que el califa organizara un potente ejército cinco años más tarde para hacer reconocer la supremacía andalusí sobre los reinos del norte. Tras cruzar el río Duero sufrieron una nueva derrota en Simancas a manos de una alianza de leoneses, castellanos y navarros, aniquilando al resto del ejército musulmán en Alhandega. La línea del Duero quedaba asegurada definitivamente al tiempo que se creaba una zona defensiva entre este río y la sierra de Guadarrama, zona denominada "Extrema Durii". El siguiente paso será poner en marcha un plan de repoblación que alcanzó las plazas fuertes de Salamanca, Peña Ausende, Ledesma o Sepúlveda. Si estos primeros diez años del reinado de Ramiro son de esplendor exterior, los diez siguientes se caracterizan por los problemas internos provocados por los deseos de los nobles castellanos por conseguir autonomía. Hacia 943 el conde Fernán González se declaraba en rebeldía frente a Ramiro, recibiendo el apoyo del conde de Saldaña. El rey leonés impondrá su autoridad encarcelando a ambos nobles. Pero la presión musulmana motivó que Ramiro restaurara en su condado a Fernán González (947) y casara a su hijo Ordoño con la hija del conde, para estrechar los lazos entre ambas familias y atraerse al díscolo noble hacia su órbita. Aparentemente solucionado el problema castellano se abría un nuevo foco de conflicto, ahora en la zona gallega. Algunos nobles encendieron la antorcha de la rebeldía, complicándose la situación con el ataque andalusí a la frontera, ataque que alcanzó a la ciudad de Lugo. Ramiro superó estos problemas y se encaminó a una acción punitiva en la zona del Tajo, a cuyo regreso falleció dejando como heredero a su hijo Ordoño III .
En el primer periodo nos encontramos con continuos enfrentamientos con al-Andalus . La zona de la Rioja se mantendrá segura gracias a la alianza navarra por lo que Ramiro tomaba Madrid de manera coyuntural y vencía espectacularmente a Abd al-Rahman III en Osma (934). Esta derrota motivaría que el califa organizara un potente ejército cinco años más tarde para hacer reconocer la supremacía andalusí sobre los reinos del norte. Tras cruzar el río Duero sufrieron una nueva derrota en Simancas a manos de una alianza de leoneses, castellanos y navarros, aniquilando al resto del ejército musulmán en Alhandega. La línea del Duero quedaba asegurada definitivamente al tiempo que se creaba una zona defensiva entre este río y la sierra de Guadarrama, zona denominada "Extrema Durii". El siguiente paso será poner en marcha un plan de repoblación que alcanzó las plazas fuertes de Salamanca, Peña Ausende, Ledesma o Sepúlveda. Si estos primeros diez años del reinado de Ramiro son de esplendor exterior, los diez siguientes se caracterizan por los problemas internos provocados por los deseos de los nobles castellanos por conseguir autonomía. Hacia 943 el conde Fernán González se declaraba en rebeldía frente a Ramiro, recibiendo el apoyo del conde de Saldaña. El rey leonés impondrá su autoridad encarcelando a ambos nobles. Pero la presión musulmana motivó que Ramiro restaurara en su condado a Fernán González (947) y casara a su hijo Ordoño con la hija del conde, para estrechar los lazos entre ambas familias y atraerse al díscolo noble hacia su órbita. Aparentemente solucionado el problema castellano se abría un nuevo foco de conflicto, ahora en la zona gallega. Algunos nobles encendieron la antorcha de la rebeldía, complicándose la situación con el ataque andalusí a la frontera, ataque que alcanzó a la ciudad de Lugo. Ramiro superó estos problemas y se encaminó a una acción punitiva en la zona del Tajo, a cuyo regreso falleció dejando como heredero a su hijo Ordoño III .