Con Canuto el Grande se establece el "primer imperio nórdico", impulsando la evangelización. La desintegración del imperio se produce a su muerte. En la segunda mitad del siglo XI, Dinamarca se transformaría en un Estado decididamente occidental bajo la influencia alemana. Con Waldemar II se vuelve a reeditar la gloria danesa pero sus herederos vivirán un periodo de crisis en el que la nobleza y la Iglesia imponen sus condiciones.