Ana de Borja
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Datos principales
Alias
Condesa de Lemos
Tipo
Político
Fecha nacimiento
1640
Lugar nacimiento
Gandía
País nacimiento
Fecha muerte
1706
Lugar muerte
Cargo
Virreina
Desarrollo
Ana de Borja nació en Gandía en el año de 1640. Era la octava hija de Pascual de Borja y Aragón, Duque de Gandía y Artemisa Doria Colonna, princesa de Doria de Melfi. Se había casado con Enrique Pimentel Enríquez de Guzmán, virrey de Navarra y Aragón, pero quedó viuda muy pronto. Al año siguiente de la muerte de su primer marido, en 1664, volvió a contraer matrimonio, esta vez el marido era también su primo, Pedro Fernández de Castro, X conde de Lemos. Hombre de una fuerte preparación militar, fue nombrado virrey del Perú por Carlos II en 1666. Para entonces el matrimonio tenía ya dos hijos, lo que no fue obstáculo para disponer los preparativos necesarios para la larga marcha. Para Ana de Borja, era una tierra familiar pues su tío-abuelo, Francisco de Borja y Aragón, príncipe de Esquilache, había sido virrey de Perú de 1616 a 1621. Partieron de Cádiz en marzo de 1667 y llegaron al puerto de El Callao el 9 de noviembre de ese mismo año. El Virrey y su mujer hicieron la entrada triunfal en Lima el 21 de noviembre. El virreinato del Perú se encontraba entonces en una difícil situación pues, entre otras cosas, la provincia del Puno estaba en rebeldía. El Virrey después de algunos intentos frustrados de pacificación, decidió emprender personalmente la lucha contra los sublevados por lo que en 1668, al año de su llegada al Perú, marchó con un ejército a la provincia rebelde. Era consciente de que no dejaba desatendido el gobierno del territorio, pues haciendo uso de la cédula real otorgada el 12 de junio de 1667, encargó a su mujer el mando del virreinato, seguro de la capacidad de su esposa para gobernar con prudencia.
Ana de Borja fue, por tanto, la primera mujer virreina del Perú, y su autoridad no fue puesta en entredicho por ninguna instancia de poder. La Virreina no tuvo las cosas fáciles, pero demostró un enorme celo en el desempeño de sus funciones, como demuestran, por ejemplo, los bandos de buen gobierno que hizo publicar durante los seis meses que duró su mandato. Quizá el asunto más grave que tuvo que atender fue el ataque y posterior saqueo de Portobelo perpetrado por el pirata Henry Morgan en agosto de 1668, aprovechando la ausencia del virrey. La Virreina Gobernadora envió con rapidez abastecimientos y pertrechos de guerra y, amparada en los amplios poderes recibidos del virrey, dispuso el ataque contra los piratas. Para evitar futuros ataques a otros puertos como Callao organizó una eficaz defensa que consiguió alejar de modo efectivo las amenazas de piratas y corsarios. Los Virreyes tuvieron aún tres hijos más, que nacieron en Perú. Uno de ellos, la única hija, recibió el nombre de Rosa por la devoción que Doña Ana y su marido tenían a Santa Rosa de Lima . Precisamente fue la Virreina una de las personas que más activamente influyó para conseguir la canonización de la santa limeña. Rosa de Lima fue beatificada el 12 de febrero de 1668 y se celebró de manera oficial en el virreinato el 15 de abril de 1668. Los Virreyes encargaron para esa celebración una escultura de la Santa a Melchiore Caffa, que se encuentra actualmente en la basílica de san Miguel de Lima.
La propia Ana de Borja pagó un ataúd de plata que sustituyera al de madera, que hasta entonces guardaba los restos de Santa Rosa. Después de cinco años de gobierno, Pedro Fernández de Castro murió en diciembre de 1672, pero la Virreina y sus hijos se quedaron en Lima tres años más, en parte a la espera de que acabara el juicio de residencia al que fue sometido, como era costumbre, el gobierno de su marido. Aunque salió libre de cargos, la Virreina quiso pagar la única deuda que quedaba pendiente en el juicio, a pesar de su mala situación económica. Finalmente en junio de 1675 Ana de Borja partió con sus hijos desde El Callao rumbo a España. Llevaba consigo los restos mortales de su marido. En España se ocupó de gobernar la Casa Condal, como regente de su hijo Ginés Miguel, XI titular del Condado de Lemos. Participó activamente en diversos acontecimientos políticos como la firma del manifiesto de los Grandes de España contra el valido Valenzuela y en el que se pedía el poder para Don Juan José de Austria. Procuró también devolver su anterior apariencia al antiguo palacio de Monforte de Lemos, que había quedado semiderruido tras un incendio, encargando la reforma al arquitecto Pedro de la Vega. Doña Ana de Borja murió en Madrid el 26 de septiembre de 1706 y fue sepultada en la actual iglesia de San Pedro, llamada en esa época, iglesia de San Pablo.
Ana de Borja fue, por tanto, la primera mujer virreina del Perú, y su autoridad no fue puesta en entredicho por ninguna instancia de poder. La Virreina no tuvo las cosas fáciles, pero demostró un enorme celo en el desempeño de sus funciones, como demuestran, por ejemplo, los bandos de buen gobierno que hizo publicar durante los seis meses que duró su mandato. Quizá el asunto más grave que tuvo que atender fue el ataque y posterior saqueo de Portobelo perpetrado por el pirata Henry Morgan en agosto de 1668, aprovechando la ausencia del virrey. La Virreina Gobernadora envió con rapidez abastecimientos y pertrechos de guerra y, amparada en los amplios poderes recibidos del virrey, dispuso el ataque contra los piratas. Para evitar futuros ataques a otros puertos como Callao organizó una eficaz defensa que consiguió alejar de modo efectivo las amenazas de piratas y corsarios. Los Virreyes tuvieron aún tres hijos más, que nacieron en Perú. Uno de ellos, la única hija, recibió el nombre de Rosa por la devoción que Doña Ana y su marido tenían a Santa Rosa de Lima . Precisamente fue la Virreina una de las personas que más activamente influyó para conseguir la canonización de la santa limeña. Rosa de Lima fue beatificada el 12 de febrero de 1668 y se celebró de manera oficial en el virreinato el 15 de abril de 1668. Los Virreyes encargaron para esa celebración una escultura de la Santa a Melchiore Caffa, que se encuentra actualmente en la basílica de san Miguel de Lima.
La propia Ana de Borja pagó un ataúd de plata que sustituyera al de madera, que hasta entonces guardaba los restos de Santa Rosa. Después de cinco años de gobierno, Pedro Fernández de Castro murió en diciembre de 1672, pero la Virreina y sus hijos se quedaron en Lima tres años más, en parte a la espera de que acabara el juicio de residencia al que fue sometido, como era costumbre, el gobierno de su marido. Aunque salió libre de cargos, la Virreina quiso pagar la única deuda que quedaba pendiente en el juicio, a pesar de su mala situación económica. Finalmente en junio de 1675 Ana de Borja partió con sus hijos desde El Callao rumbo a España. Llevaba consigo los restos mortales de su marido. En España se ocupó de gobernar la Casa Condal, como regente de su hijo Ginés Miguel, XI titular del Condado de Lemos. Participó activamente en diversos acontecimientos políticos como la firma del manifiesto de los Grandes de España contra el valido Valenzuela y en el que se pedía el poder para Don Juan José de Austria. Procuró también devolver su anterior apariencia al antiguo palacio de Monforte de Lemos, que había quedado semiderruido tras un incendio, encargando la reforma al arquitecto Pedro de la Vega. Doña Ana de Borja murió en Madrid el 26 de septiembre de 1706 y fue sepultada en la actual iglesia de San Pedro, llamada en esa época, iglesia de San Pablo.