Jean-Baptiste Colbert

Su carrera política se inició en 1651 cuando fue designado administrador privado de Mazarino

Jules Mazarino

Cardenal italiano (Pescina, 14/7/1602-París, 9/3/1661) al servicio de los reyes franceses Luis XIII, la regente Ana de Austria y Luis XIV, instaura la centralización administrativa del Estado francés y logra importantes victorias militares y diplomáticas contra los Habsburgo españoles y alemanes, lo que potenciará el papel francés en el conjunto de las naciones europeas y sentará las bases para la posterior hegemonía alcanzada con Luis XIV.

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. La eficacia demostrada en ese cargo le llevó a ser recomendado a Luis XIV

Luis XIV

Rey de Francia, llamado el Grande o el Rey Sol, desde el 1643 año en que heredó el trono de Luis XIII, hasta 1715. Su reinado es el prototipo de la monarquía absoluta: dejó excluida a la nobleza de los asuntos de gobierno y los parlamentos quedaron en suspenso desde 1673, practicando una política de centralización administrativa.

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y en 1661 entró a formar parte del consejo de Finanzas, siendo nombrado supervisor general de Finanzas cuatro años más tarde. El espaldarazo definitivo llegó con su nombramiento como secretario de Estado y de Marina. Su principal interés estuvo encaminado a la reforma financiera del Estado

El sistema económico colbertista

El ministro francés Colbert fue un gran impulsor de iniciativas industriales. Su acción no se limitó solamente a proseguir levantando las barreras proteccionistas clásicas en el mercantilismo de la época sino que creó industrias estatales, cuya explotación y administración puso en manos de mentes oficiales. Otra acción consistió en favorecer mediante privilegios, exenciones, monopolios y pedidos estatales a un amplio conjunto de empresas correspondientes a la iniciativa privada, a las que se distinguió con el título de manufacturas reales.

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. La contabilidad se hizo más racional y se redujeron los gastos a la hora de recaudar impuestos. Gracias a la creación del monopolio de tabacos y al impuesto del timbre consiguió equilibrar la balanza de pagos. Se interesó por la creación de nuevas industrias y estimuló el desarrollo de la marina mercante para fomentar la expansión colonial. Para ello se fundaron las Compañías de las Indias Orientales y Occidentales en el año 1664. Con el objetivo de fomentar el mercado interno

Comunicaciones y comercio interior

Europa conoció una importante mejora de las comunicaciones internas, impulsada casi siempre por los poderes públicos. El proceso, que respondía a necesidades tanto económicas como militares, fue más intenso en la Europa occidental que en la del Centro y Este y, aunque en algún caso se había iniciado ya en el siglo anterior, se aceleró y extendió desde los años treinta y cuarenta del XVIII, siendo el origen del actual sistema de carreteras planificadas, construidas, financiadas y mantenidas por el Estado.

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y el desarrollo industrial

Industria

Respondiendo al estímulo de unos mercados, internos y exteriores, en constante expansión y contando en muchos casos con la protección estatal, se produjo, especialmente durante la segunda mitad, un impresionante aumento (se partía de unos niveles muy bajos) de la producción manufacturera, que afectó tanto a las industrias más antiguas como a otras de nueva creación.

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se construyeron importantes obras públicas como el Canal del Midi. Su programa económico dejaba a la agricultura

La agricultura

La agricultura fue el sector de la economía en que los cambios, globalmente considerados, fueron menores. Hubo, no obstante, un crecimiento importante de la producción agraria, que permitió mantener la expansión demográfica del siglo. En buena medida, dicho crecimiento se realizó en el marco de las estructuras tradicionales, que en modo alguno impedían el crecimiento. Y también hubo casos, no limitados a Inglaterra -a la que habitualmente se vincula la revolución agraria-, en que la renovación de aquéllas fue la tónica dominante.

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algo olvidada, siendo las dificultades que aparecieron en este campo lo que motivó el creciente malestar que se produjo en Francia desde los primeros años del siglo XVIII. La doctrina económica que puso en marcha se denomina "colbertismo" y está basada en la idea de que la prosperidad y el poder de un país están íntimamente unidos a la cantidad de oro que el Estado tenga en sus arcas y a la riqueza de sus ciudadanos, fomentando el proteccionismo y las industrias nacionales.