José Casado del Alisal

El arte español comienza a ir a remolque del arte europeo. La indecisión, la mala formación de sus pintores y el no decantarse por un estilo propio hacen que se aproveche lo mejor de cada estilo del momento. De ahí el nombre de Eclecticismo.

Pintor romántico español, obtuvo gran fama con sus espléndidos retratos, cuyo estilo aprendió en el taller de Ingres. Durante un viaje a Italia, se puso en contacto con los nazarenos, quienes apenas influyeron en su preciosista trabajo.

Pintor renacentista italiano (1483-1520) es considerado el tercer gran creador del Cinquecento. Se formó en la Escuela de Umbría - con el Perugino - pero su traslado a Florencia sirvió para que aprendiera el estilo de Leonardo, con sus figuras blandas y su interés por el claroscuro. La llamada del papa Julio II a Roma para decorar las "Stanze" provocará un nuevo cambio en su pintura, esta vez por influencia de Miguel Ángel y sus figuras escultóricas. El personal eclecticismo del maestro se aprecia en sus Sagradas Familias, posiblemente sus obras más populares.

Pintor del Cinquecento (1475-1564), su obra se caracteriza por el profundo conocimiento de la figura humana, interesándose por los volúmenes y la tensión - conocida como la "terribilità" - que anticipa el Barroco. Muchos artistas tomaron la obra de Miguel Ángel como punto de partida, entre ellos Rubens. Destacará también como escultor y arquitecto.

Obra maestra pintada por Velázquez entre 1634-1635 para el Palacio del Buen Retiro, representa la toma de Breda por los españoles durante la Guerra de los Países Bajos. En primer plano se observa la entrega de las llaves de la ciudad al general español, Ambrosio de Spínola, mientras que al fondo aparece una vista de los alrededores de Breda, humeantes aún por la batalla.

Pintor barroco español (Sevilla, 1599 - Madrid, 1660) inicia su aprendizaje en el taller de Francisco Pacheco. Tras pasar seis años en la capital andaluza trabajando en un estilo de clara influencia tenebrista, se traslada a Madrid, donde inicia su carrera como pintor del rey Felipe IV. En 1629 se marcha a Italia, pasando allí dos años, durante los cuales realiza su segundo aprendizaje al tomar contacto con la pintura renacentista, especialmente de Miguel Ángel, Tiziano y Annibale Carracci. De regreso a Madrid, empieza a recibir importantes encargos relacionados con la Casa real, siendo estos años los de mayor producción. En la plenitud de su éxito, vuelve a Italia en 1649 para comprar algunas obras de arte por encargo de Felipe IV, demostrando también sus grandes cualidades pictóricas. En 1651 está de nuevo en la capital de España, donde realizará sus obras más importantes.