María de Álvarez de Toledo y Rojas
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Datos principales
Fecha nacimiento
1474
Lugar nacimiento
Castilla
País nacimiento
Fecha muerte
11-5-1549
Lugar muerte
Santo Domingo, Isla Española
Cargo
Virreina
Desarrollo
María Álvarez de Toledo y Rojas, la primera Virreina de las Indias, ha pasado a la historia como una mujer dotada de grandes cualidades para el gobierno: Prudente y diplomática, tenaz y perseverante, luchó junto a su marido, el Virrey de La Española, Diego Colón, por los derechos de los indios y, más tarde, cuando quedó viuda, no tuvo reparo en volver a España para recuperar los derechos y privilegios que correspondían a sus hijos. Hija de Fernando Álvarez de Toledo, halconero mayor del rey, comendador mayor de León, y María de Rojas, su estirpe se remonta a los Reyes Católicos . Su tío, el Duque de Alba, favoreció el casamiento de su sobrina con el hijo de Cristóbal Colón , con la seguridad de que el enlace resultaría beneficioso para ambos. La boda tuvo lugar en España en 1508 y al, año siguiente, asegurado ya el nombramiento de Diego como Virrey de la Española, partieron a Santo Domingo. La llegada de la pareja fue recibida con expectación y reticencia, que se vieron aumentadas cuando el Virrey y su esposa establecieron una corte al estilo de la española y se manifestaron defensores de los derechos de los indios en la agria batalla empezada por Bartolomé de las Casas . La estancia de María de Toledo en La Española no fue tranquila. Su marido tuvo que ausentarse en 1515 reclamado por el emperador para aclarar los pleitos que tenía con la Corona y no volvió hasta 1520. En 1523 volvió a marchar a la península y ya no volvió, pues murió en España al cabo de tres años.
María gobernó la isla durante esas ausencias con tacto y prudencia, pero en 1530 se vio forzada a volver a España para defender los derechos de sus hijos - había tenido siete hijos- como herederos de Diego de Colón. Una vez en España se entrevistó en primer lugar con la emperatriz, puesto que Carlos V había marchado a Bolonia para su coronación como Rey de Romanos. Fruto de esas negociaciones, y las posteriores conversaciones con el emperador, consiguió casar a su hija Isabel con Jorge de Portugal, Conde de Gelves y alcaide del Alcázar de Sevilla, y un puesto de paje en el séquito del príncipe Felipe para su hijo Diego. Aunque finalmente la Corona privó al heredero de los diezmos y del título de Virrey, María de Toledo obtuvo en compensación el ducado de Veragua para su hijo mayor, Luis, una renta vitalicia para sus hijas y el hábito de la Orden de Santiago para Diego, el menor. La Virreina volvió a Santo Domingo en 1544 dispuesta a restablecer sus posesiones, que habían quedado diezmadas durante su ausencia, y ayudar a su hijo Luis en la administración de sus nuevas tierras. Murió cinco años más tarde en la isla, después de haber conseguido también el traslado de los restos de su suegro y de su marido a la ciudad de Sevilla donde fueron enterrados.
María gobernó la isla durante esas ausencias con tacto y prudencia, pero en 1530 se vio forzada a volver a España para defender los derechos de sus hijos - había tenido siete hijos- como herederos de Diego de Colón. Una vez en España se entrevistó en primer lugar con la emperatriz, puesto que Carlos V había marchado a Bolonia para su coronación como Rey de Romanos. Fruto de esas negociaciones, y las posteriores conversaciones con el emperador, consiguió casar a su hija Isabel con Jorge de Portugal, Conde de Gelves y alcaide del Alcázar de Sevilla, y un puesto de paje en el séquito del príncipe Felipe para su hijo Diego. Aunque finalmente la Corona privó al heredero de los diezmos y del título de Virrey, María de Toledo obtuvo en compensación el ducado de Veragua para su hijo mayor, Luis, una renta vitalicia para sus hijas y el hábito de la Orden de Santiago para Diego, el menor. La Virreina volvió a Santo Domingo en 1544 dispuesta a restablecer sus posesiones, que habían quedado diezmadas durante su ausencia, y ayudar a su hijo Luis en la administración de sus nuevas tierras. Murió cinco años más tarde en la isla, después de haber conseguido también el traslado de los restos de su suegro y de su marido a la ciudad de Sevilla donde fueron enterrados.