Virgen y San Bernardo
Datos principales
Autor
Fecha
1655-60
Material
Dimensiones
311 x 249 cm.
Museo
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Para el sevillano convento de San Clemente, Murillo pintó hacia 1655 una pareja de cuadros en los que la Virgen tiene especial protagonismo al realizar los milagros a los que éstos hacen referencia. Ambas obras fueron adquiridas por la reina Isabel de Farnesio, gran admiradora de Murillo, en 1730. Sus títulos serían La Aparición de la Virgen a San Bernardo, del que nos ocupamos ahora, y La imposición de la casulla a San Ildefonso . El pintor ha sabido captar el momento en el que San Bernardo, debido a su gran devoción por la Virgen, es recompensado por ésta con la lactación de su pecho; por eso, vemos a María llevándose la mano derecha a su seno. La composición está resuelta con sencillez al emplear una marcada diagonal ascendente de izquierda a derecha. Otra diagonal, de derecha a izquierda, separa la escena en dos áreas similares, situando en una al santo y en la otra a la Virgen con el niño rodeados de querubines, que tan famoso harán a Murillo. Cada una de las áreas tiene una iluminación diferente; así, la zona de San Bernardo queda a oscuras mientras que la de María está perfectamente iluminada por el Rompimiento de Gloria, con una luz muy dorada para indicarnos que estamos presenciando un hecho sobrenatural. Este uso de luces doradas debió aprenderlas de Zurbarán como se aprecia en la Aparición de San Pedro Apóstol o San Pedro Nolasco. Es ésta una obra de contrastes; además de las zonas de luz perfectamente diferenciadas podemos apreciar una clara idealización de María y el niño, así como los angelitos y una mayor dosis de realismo en la figura del santo, destacando su hábito con unos magníficos pliegues, en los libros del ángulo inferior o en los que se intuyen entre la penumbra detrás de San Bernardo. Aunque el estilo que define estas primeras obras de Murillo siempre se considera tenebrista, es evidente que existe por parte del pintor un deseo de avanzar y crear nuevos conceptos.