Verano
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Quien mejor ejemplifica la afición manierista por el capricho y la irracionalidad es el milanés Giuseppe Arcimboldo , que paso buena parte de su carrera de pintor en la refinada corte de Rodolfo II en Praga y contribuyó, como tantos representantes itálicos del estilo, a su difusión al otro lado de los Alpes. Valiéndose de flores y frutas, raíces o troncos carcomidos, cacharros de cocina o útiles mecánicos, construyó su sorprendentes bodegones antropomorfos en desafío de irracionalidad y desmesura, caprichosidad muy encomiada por los surrealistas contemporáneos que reactualizaron su fórmula.