Triple aparición del rostro de Gala
Datos principales
Autor
Fecha
1945
Material
Dimensiones
20´5 x 27´5 cm.
Museo
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Gala, siempre Gala. En una gran parte de la producción de Salvador Dalí desde 1930 aparece de una forma u otra el recuerdo de Gala: un perfil, una mirada, el cuerpo o el rostro de su musa. En esta ocasión es el rostro de Gala multiplicado por tres el que domina la composición. De forma pionera respecto a artistas posteriores, en especial los autores del pop-art (con Andy Warhol a la cabeza) Salvador Dalí descubre el valor artístico que tiene la repetición de la misma imagen, la seriación. Aunque, si nos fijamos bien, ninguna de las tres Galas es idéntica a sus dos compañeras. En una predomina la imitación de frescos de la Antigüedad clásica; en otra el sutil sfumato que había inventado Leonardo da Vinci en el siglo XV; por último, en la tercera, la nueva capacidad que adquiere la pintura moderna a partir del tenebrismo naturalista de Caravaggio y del posterior Barroco . Como si de una enciclopedia del clasicismo se tratara, el arte de Dalí reúne, revisa e interpreta las diversas fases que ha tenido ese movimiento en la historia del arte. Como el título indica, se trata de una aparición, es decir, de la manifestación de un espíritu; por eso, no deja de ser lógico que se produzca en un paisaje igual de espectral, donde no existe ningún elemento que lo caracterice. La combinación de diferentes sensaciones -la piedra y la carne del rostro de Gala- era ya un recurso habitual del arte de Dalí. Incluso más, décadas atrás había experimentado con el mismo juego de las piedras con imágenes pintadas en su interior; La adecuación del deseo, de 1929, es uno de los ejemplos más tempranos. La fidelidad del dibujo al modelo y la fuerte oposición entre zonas de luz y sombra aporta aún más dosis de misterio a la escena, sin duda una de las más intrigantes del pintor.