Tres Santos

Datos principales


Autor

Alonso Sánchez Coello

Fecha

1582

Material

Oleo sobre lienzo

Dimensiones

295 x 196 cm.

Museo

Museo del Prado

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Los tres santos que protagonizan este enorme lienzo, de casi tres metros de alto, son San Bernardo, San Sebastián y San Francisco. El tamaño enorme, el formato y la aparición simultánea de tres santos que no coincidieron cronológicamente hace suponer que la obra estuviera dedicada a rematar un altar principal o alguna capilla de iglesia, a su vez dedicada a los santos en cuestión. El autor del lienzo es Alonso Sánchez Coello, que trabajó para el rey Felipe II a finales del siglo XVI, cuando ya el naturalismo empezaba a infiltrarse en las obras monumentales de su reinado. El pintor ha hecho una división tripartita del lienzo: tres santos, tres acciones, tres niveles de realidad. El nivel superior es el divino, donde un Dios que sostiene el Orbe está acompañado por su corte celestial de ángeles y el Espíritu Santo. En un nivel medio se sitúan Cristo y la Virgen, que interceden entre Dios y los santos. En la tierra se encuentran los tres santos, que sirven a su vez de enlace con el fiel, que los usa para comunicarse con los niveles superiores de la divinidad. El lienzo, pues, simboliza un camino de ida y vuelta para que el orante pueda estar en relación con su dios. Espacialmente, las acciones y los gestos se hallan cruzados en tres líneas, de una manera tremendamente artificiosa, que aparenta cierta naturalidad: a la izquierda, San Bernardo arrodillado mira a la Virgen, su protectora, que con el seno desnudo alude al milagro de su alimentación (el hecho se halla documentado individualmente en la obra de Correa titulada Aparición de la Virgen a San Bernardo).

A su vez, María mira a Cristo, que conduce finalmente al juicio de Dios Padre. San Sebastián, acribillado a flechazos, mira directamente a la paloma del Espíritu Santo, que se encuentra rozando la diestra de Dios Padre. Para finalizar, San Francisco reproduce el gesto y las llagas de Cristo, que como ya hemos dicho se dirige a Dios. Las figurillas del paisaje son personajes secundarios de las respectivas historias de los santos. El mensaje final es que el fiel puede encomendarse a cualquiera de los tres santos, puesto que su plegaria terminará por llegar a Dios. Como puede verse, la manera de expresar esto es tremendamente compleja, aunque visualmente no tiene ninguna referencia misteriosa, sino que se basa en una imagen perfectamente realista y natural de los santos. Esta elaboración intelectual de un tema es propia del Manierismo, que anticipa ya los complejos esquemas compositivos del Barroco, apoyado en una estructura zigzagueante y cruzada, así como en una atmósfera agitada e irreal, que ambienta perfectamente el clima milagroso de la escena.

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