Sarcófago masculino
Datos principales
Autor
AUTOR ANONIMO,Anonymous artist
Fecha
Siglo V a.C.
Material
Dimensiones
212 cm. longitud
Museo
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Cádiz ha suministrado dos magníficos ejemplares del tipo sidonio, que aun siendo obras griegas, deben ser consideradas como las piezas artísticas de mayor calidad que aportaron los fenicios a nuestro país. El sarcófago masculino es conocido desde 1887; su aparición produjo una atracción general de los arqueólogos europeos sobre España, ya que no hacía muchos años que habían llegado al Museo del Louvre los primeros ejemplares sidonios y este hallazgo permitía suponer que nuestro suelo podía contener obras de tan alta calidad como las que proporcionaba Oriente. La imagen, labrada sobre su tapa, de un varón barbado que sostiene una granada en la mano izquierda, ha sido una de las más reproducidas en todos los tratados de arte español, por su singularidad, que no ha sido superada hasta la aparición del sarcófago femenino en 1980. El sarcófago varonil tiene las mismas características técnicas y ofrece también detalles anatómicos que no suelen encontrarse en los de Sidón; su peinado es también una peluca de bolas, aunque se aprecien peor por la acumulación de concreciones; la forma de la barba y los rasgos físicos coinciden con obras de talleres griegos establecidos en el sur de Italia a fines del siglo V a. C. Es posible que los sarcófagos gaditanos procedan de un mismo taller, activo durante casi un siglo, que trabaja también en mármol blanco, pero distinto al de Paros. Su estilo sólo puede relacionarse con otro del Museo Metropolitano de Nueva York , que bien podría proceder también de Cádiz, ya que su origen se pierde en las oscuras referencias del mercado internacional de antigüedades. En Cádiz, son numerosas las noticias de hallazgos de sarcófagos en diversas obras, que fueron ocultados, rotos o hechos desaparecer para evitar paralizaciones. En cualquier caso, parece que en el Cádiz fenicio se acogió sin reservas la nueva moda de enterramiento propiciada por los reyes de Sidón, y que durante todo el siglo V a. C. se hicieron repetidos encargos a un buen taller, instalado quizás en el sur de Italia y dedicado al mercado del Mediterráneo occidental.