San Sebastián

Mattia Preti inició sus experiencias formativas en Roma

Roma, de Sixto V a Gregorio XV

Roma se convirtió en un vivaz y variopinto hervidero de personas, en el que concurrieron artistas no exclusivamente italianos, sino también extranjeros. Allí, a caballo de los siglos XVI y XVII, confluyeron todas las tendencias posibles, desde las más retardatarias y vulgarizadoras hasta las más novedosas y experimentales. Sólo en Roma, pues, era posible la renovación artística. Y así fue. Lo curioso es que fue lenta y tardía en la arquitectura y la escultura, mientras que rápida y temprana, sensacional, lo fue en la pintura.

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(1630), asimilando el caravaggismo

La difusión del lenguaje caravaggiesco

Si el caravaggismo, con los aderenti de Caravaggio, se mantuvo a un alto nivel cualitativo, manifestándose como un conjunto lingüístico heterogéneo pero de contornos precisos, con los sucesivos desarrollos en Roma del naturalismo no ocurrió otro tanto. Sus caracteres fueron sustancialmente distintos respecto a la primera fase.

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, y las continuó en Venecia

El repliegue artístico de Venecia

Artísticamente, en Venecia se asumieron posiciones académicas que, como en el caso de Florencia, se aferraron a las glorias pasadas y centraron su atención en la conservación de la tradición quinientista, cayendo la actividad artística en tonos de pura ilustración, ahora citando a Veronese, después retomando a Tintoretto.

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(1640-46), haciendo suyo el cromatismo véneto. Sin embargo, más estimulante fue el contacto con las obras emilianas de Lanfranco

Giovanni Lanfranco

Pintor barroco italiano, formado en el idealismo de los Carracci, crea el estilo decorativo junto con Guercino. En Nápoles influirá en la obra de Luca Giordano.

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y Guercino

Giovanni Francesco (Guercino) Barbieri

Giovanni Francesco Barbieri "Il Guercino" (1591 - 1666), se inició entre el grupo de los caravaggistas romanos, pero pronto lo abandonó en pro del Clasicismo.

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, de las que tomó la amplitud y el ímpetu compositivos, que madurarían a su arribo a Nápoles

La escuela pictórica napolitana

Es en la pintura donde el arte napolitano supera los límites de lo local. La presencia de Caravaggio en Nápoles (1606-07 y 1609-10) precipitó el cambio en la tendencia tardo-manierista dominante entre los maestros activos en Nápoles destacando el español Jusepe de Ribera.

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, el mismo año de la peste, en un estilo espectacular, lleno de escorzos perspectivos, y acusadamente dramático. La facilidad de su gusto decorativo continuaría en los frescos para la catedral de Malta, donde trabajó desde 1661, sin por ello perder el contacto con Nápoles.