Retablo de Westminster
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El último tercio del siglo XIII es, con toda certeza, uno de los momentos más brillantes de la miniatura inglesa . Las circunstancias (guerras de religión, principalmente) no han ayudado a conservar lo que debió ser su equivalente en pintura sobre tabla y pintura mural. Sólo este mal conservado retablo de la abadía de Westminster, entre algunas obras muy contadas, sirve como testimonio de ello. Las figuras de canon largo, vestidas con túnicas; modeladas más con el color que con la línea, hecho que potencia su carácter etéreo, remiten directamente al lenguaje propio del miniaturista, en particular al que ilustró el Salterio Oscott.