Regentes del hospicio de ancianos de Haarlem
Datos principales
Autor
Fecha
1664
Estilo
Material
Dimensiones
172,5 x 256 cm.
Museo
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La pésima situación económica que vivía la familia Hals desde los años finales de la década de 1650 llevaría al pintor a solicitar un subsidio a la ciudad, viviendo en los últimos años gracias a la generosidad de sus vecinos, especialmente los regentes del Hospicio de Santa Isabel de Haarlem. El Oude Mannenshuis encargó en 1664 al pintor dos retratos en los que aparecieran tanto los regentes como las regentes de la institución, surgiendo dos de los mejores retratos colectivos salidos de los pinceles del maestro. Los retratados ocuparon sus cargos entre 1662 y 1665 tratándose de Jonas de Jong, Mattheus Everswijn, el doctor Cornelis Westerloo, Daniel Deinoot y Johannes Walles, quedando sin identificar el criado que aparece de pie, al fondo de la composición. Como suele ser habitual en todos los retratos de grupo pintados por Hals, cada uno de los miembros del conjunto está individualizado, destacando su expresivo gesto y su carácter, ya que la obra era sufragada por cada uno de los retratados a partes iguales, por lo que ninguno podía ocupar un lugar secundario. Como si de un friso se tratara, los personajes ocupan su puesto en el espacio pictórico recortándose ante una superficie neutra, algo más clara en un principio, tal y como se puede ver en una acuarela conservada en una colección particular de Haarlem. Cromáticamente nos encontramos ante una obra de gran austeridad, ya que los tonos negros, blancos y pardos dominan el conjunto, destacando la mancha roja de la silla en la que se acomoda el último de los regentes y las páginas coloreadas del libro.
La relación gestual entre los retratados es mínima ya que sus miradas se dirigen hacia el espectador, especialmente las figuras de la derecha. Los gestos tristes y cansados de los regentes han motivado que algunos expertos vean esta obra como una ácida crítica a la sociedad burguesa que tuvo que mantener al artista en sus últimos años pero más bien deberíamos encontrarnos ante una obra cargada de realismo, tal y como se manifiesta en el retrato de las regentes . Las pinceladas son rápidas y entrecruzadas, en un estilo personal, con una técnica propia al aplicar el color directamente sobre la tela, técnica que será continuada por algunos pintores del siglo XIX, especialmente Manet y Courbet .
La relación gestual entre los retratados es mínima ya que sus miradas se dirigen hacia el espectador, especialmente las figuras de la derecha. Los gestos tristes y cansados de los regentes han motivado que algunos expertos vean esta obra como una ácida crítica a la sociedad burguesa que tuvo que mantener al artista en sus últimos años pero más bien deberíamos encontrarnos ante una obra cargada de realismo, tal y como se manifiesta en el retrato de las regentes . Las pinceladas son rápidas y entrecruzadas, en un estilo personal, con una técnica propia al aplicar el color directamente sobre la tela, técnica que será continuada por algunos pintores del siglo XIX, especialmente Manet y Courbet .