Puesta de sol en el Creuse

En marzo de 1889 Monet decidió pasar tres meses en Fresselines donde el mal tiempo le llevó a deprimirle. Deseaba pintar la zona con efectos invernales e incluso llegó a pedir a un campesino que quitara los primeros brotes en algunos de los árboles. Asentó el caballete en un punto y allí empezó a trabajar, realizando una serie en la que vuelve a interesarse por efectos lumínicos. Él mismo decía que buscaba lo instantáneo y por ello emplea rápidas pinceladas, aplicando el color de manera fluida y suprimiendo los volúmenes y las formas de tal manera que parece conducirse hacia la abstracción. Los colores empleados vienen determinados por la luz y el efecto atmosférico creado, por lo que los críticos de la época achacaban a un defecto visual la discrepancia con los colores naturales. La exposición de estos trabajos en junio de 1889 supuso un importante éxito y Monet vendió la mayoría en el mercado americano. El maestro estaba en su mejor momento.