Preparativos para la Crucifixión

En 1624 don Fernando de Ribera y Enríquez, duque de Alcalá, es nombrado Virrey de Nápoles en sustitución del fallecido duque de Osuna. Las relaciones entre el nuevo Virrey y Ribera fueron muy estrechas, recibiendo el artista un buen número de encargos y la protección del Virrey, al tiempo que es nombrado Pintor de Corte. Fruto de estas relaciones es este encargo que hoy se encuentra en Cogolludo (Guadalajara). Ribera presenta el momento previo a la crucifixión con una gran carga emotiva al envolverlo en un fondo oscuro del que parecen emerger las figuras. Cristo está siendo ayudado por el Cirineo mientras que un niño en primer plano mira hacia el espectador con una amplia sonrisa. La figura del Salvador está bañada por un potente foco de luz que crea acentuados contrastes de luz y sombra, ayudando a conseguir una mayor tensión espiritual. No en balde, las figuras de la zona izquierda de la composición apenas se aprecian, destacando sólo algunas partes de sus cuerpos que se iluminan ligeramente. La influencia de Caravaggio no sólo está presente en la iluminación utilizada sino también en el tratamiento naturalista de los personajes, acercando de esta manera la religión al pueblo, en sintonía con las predicaciones de san Carlos Borromeo. Cristo, la Virgen y los santos se harán de carne y hueso, por lo que el espectador se sentirá más cercano a los seres divinos. Durante la estancia del lienzo en Sevilla, el estilo de Ribera dejó una acentuada impronta en Alonso Cano y Zurbarán.

Compartir