Parlamento de Chandigarh (Punjab, India)
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A partir de 1951, Le Corbusier entra en relación con la India. Una relación que le permitirá concebir y realizar imágenes monumentales y hacer de la ciudad, sobre todo en el caso de Chandigarh, un laboratorio de experimentación formal que es, a la vez, todo un discurso retórico y político. Las intenciones utópicas de algunas de las propuestas urbanísticas planteadas por Le Corbusier en los años veinte parecían por fin convertirse en realidad. El mismo se reservó la construcción del centro político y simbólico del poder, el Capitolio de Chandigarh, donde además pensaba incluir un símbolo último, la Mano Abierta: un momento a la nueva era de la armonía. Una Mano que también parece relajarse después de las tensiones anteriores. Un gesto de calma que no logra empañar, sino acentuar, el carácter escultórico de la definición formal de su arquitectura, como ocurre con esa especie de rascacielos tendido que parece el edificio del Secretariado, cuya distribución simbólica aparece elocuentemente expresada en el exterior por medio de los diferentes dimensiones de sus célebres brise-soleil.