Museo Municipal (Mönchengladbach)
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El arquitecto austríaco Hans Hollein ha realizado durante los últimos veinte años algunas de las obras más atractivas y complejas de la historia de la arquitectura reciente. Desde una idea sofisticada del diseño a sus irónicas declaraciones figurativas (recuérdese, al respecto, el fotomontaje de 1966 en el que el radiador clasicista del Rolls Royce se convierte en un rascacielos más de Wall Street o su célebre puerta efímera de la Bienal de Venecia de 1980, con cuatro columnas históricas alteradas dimensional y conceptualmente), Hollein ha recorrido infinidad de propuestas eclécticas que culminan en su Museo de Mönchengladbach, un edificio derramado por una pendiente, también tipológica y funcionalmente, que el propio arquitecto definía como transitable, estableciendo una estrecha relación entre las obras de arte y formas y espacios diferenciados, incluso, como ocurre con la entrada aislada, sin fachada que la acompañe, compuesta de vidrio, mármol blanco y columnas cromadas, la arquitectura se aproxima a la consideración de obra de arte expuesta.