Mosaico de los coperos de Complutum

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La virtualidad de los mosaicos es que con ellos se podían conseguir diseños adecuados para la gran variedad de espacios que las necesidades y los caprichos de los propietarios podían requerir, tanto en las villae de recreo de las afueras de la ciudad como en las grandes explotaciones agropecuarias. Realizados con pequeñas piezas de piedra o vidrio, llamadas teselas, estos pavimentos podían representar una gran variedad de motivos y temas decorativos a elegir por el cliente. El mosaico era, además, un suelo vistoso, fresco e higiénico, perfectamente adecuado para los espacios nobles de las villae, a cuyas formas y dimensiones el pictor imaginarius adaptaba los diseños elegidos, de tal modo que hoy podemos reconstruir esas salas a través de sus pavimentos. Así, mosaicos de composición radial, como el de Arróniz, pavimentaron espacios poligonales y mosaicos de composición lineal, espacios rectangulares. El mosaico que podemos ver, procedente de la villa de Complutum (Alcalá de Henares, Madrid), está decorado con una procesión de esclavos llevando copas para el banquete, motivo adecuado para el pasillo que uniría la cocina con el comedor. En Clunia (Burgos), una habitación con ábside permitió añadir una venera al diseño, y en el de Cuevas de Soria, el umbral y los dos ambientes que éste separa se subrayan con decoraciones distintas.

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