Escultura de bulto redondo, con cuerpo asexuado y cabeza de leona, en la que no encontramos aun pretensiones de belleza estética, que presenta similitudes con las figurillas encontradas en las capas más profundas de Ur
La escultura
El Dinástico Arcaico I se caracterizó, desde el punto de vista plástico, por la búsqueda de nuevas formas tendentes hacia la abstracción geométrica en el bulto redondo y hacia un tímido naturalismo en los relieves. A finales de esta etapa aparecieron ya las estatuas de bulto redondo de pequeño y gran tamaño, trabajadas tanto en piedra como en metal. Desde entonces y hasta el final del período, la plástica sumeria conoció un extraordinario impulso, que fue parejo al desarrollo de la vida religiosa y cultual. Sin embargo, hay que decir que, si bien todas las estatuas provienen de los templos, ninguna de ellas representa a un dios o una diosa.