La procesión del Rocio

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El interés de Rodríguez Guzmán por los asuntos populares le lleva a realizar escenas procesionales como ésta que contemplamos. Observamos un buen número de figuras en una disposición serpenteante para dar aspecto de caravana, apreciándose en la procesión carretas, jinetes a caballo y personas andando. En el fondo encontramos abruptas montañas, con un cielo de tornasoladas nubes, con las que el pintor otorga mayor dramatismo a la composición. Gracias a las diagonales que organizan el espacio, relaciona los diferentes episodios y crea la caravana serpenteante. El fondo de la tela se viene hacia primer plano para atraer y centrar lo que al pintor interesa, que es la carroza que porta a la Virgen y las figuras que llevan los estandartes. El colorido es muy variado, jugando Rodríguez con la iluminación ya que deja parte de la zona izquierda en penumbra e ilumina el centro de la escena. Resulta destacable el firme y seguro dibujo y los gestos de los personajes, especialmente el grupo de muchachitos de primer plano que nos refleja la vocación popular hacia la Virgen del Rocio. El hombre que toca la flauta y el tamborín también llama nuestra atención así como el efecto de polvo que se consigue con las carretas circulando. Existen algunas desproporciones pero en suma es un cuadro bien hecho con el que el pintor alcanzó un importante éxito.

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