La muerte de Hipólito
Datos principales
Autor
Fecha
1647
Estilo
Material
Dimensiones
224 x 332 mm
Museo
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Evoca de nuevo en este dibujo, uno de los más barrocos de Poussin, otro pasaje tomado de Ovidio. Se trata de la muerte de Hipólito, hijo de Teseo y Fedra, excelente cazador y adorador exclusivo de la diosa Diana. Celosa de tan exclusiva devoción, Venus decide castigar a Hipólito haciendo que su madre, Fedra, abrigue un obsesivo e incestuoso amor hacia su hijo. Horrorizado por ello, Hipólito recrimina a su madre su ilícito deseo. En venganza por el rechazo, Fedra se suicida, dejando una nota en que acusa a su hijo de crímenes horrendos. Teseo expulsa a Hipólito de Atenas, quien parte a toda prisa en un carro tirado por cuatro caballos. Lleno de cólera, Teseo pide a Neptuno que le conceda un deseo: que muera su hijo ese mismo día. Neptuno, dado que en su huida Hipólito pasaba junto al mar, envía un gran lobo marino para acabar con él. Asustados los caballos, Hipólito no puede conseguir que sus caballos avancen en línea recta. Por ello, las riendas del desgraciado fugitivo se enganchan en una rama, y el carro va a dar de costado contra un montón de piedras, y se despedaza. Enganchado a las riendas, a la manera griega, Hipólito es arrastrado por los caballos desbocados, y luego lanzado contra las piedras, muriendo en el momento. La puesta en escena que Poussin hace de esta trágica narración es inusitadamente tensa, agitada, con los caballos, por pares, avanzando en direcciones opuestas, los hombres alzando el carro, sujetando las riendas... Como contrapunto, la naturaleza se mantiene calma, impasible, como las dos figuras diminutas que contemplan la escena a lo lejos, ajenas a las pequeñas historias humanas, minúsculas ante su grandeza. A la izquierda se aprecia el templo de Diana ante el que Ovidio sitúa el accidente mortal.