La cruz en la montaña

En 1807 Friedrich presenta en la exposición de la Academia de Dresde un dibujo a sepia -actualmente perdido- que dejó cautivada por completo a Theresia Maria von Brühl, la esposa del conde Franz Anton von Thun-Hohenstein. Ante la insistencia de su mujer por poseerlo, el conde encargó a Friedrich un óleo que reprodujera el mismo tema para un altar de la capilla privada del castillo condal en Tetschen, en Bohemia. El fruto de este encargo, que llevó a Friedrich a viajar fructíferamente por Bohemia, será el archiconocido Altar de Tetschen

La cruz en la montaña

A poco de comenzar a trabajar al óleo, Friedrich sorprendió al público con esta obra que, a pesar del título -Altar de Tetschen-, nunca llegó a ser situada en una capilla. Fue comprada por los condes de Thun-Hohenstein para su castillo de Tetschen en Bohemia en 1808. Suscitó la que se conoce como la "querella Ramdohr", por el nombre del personaje que vertió las primeras grandes críticas a la obra de Friedrich, y señaló la ruptura definitiva con el arte clasicista en todos los órdenes de perspectiva, color, encuadre y contenido alegórico.

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, terminado al año siguiente. Este dibujo a tinta china es, sin duda, una primera versión, inacabada, de aquella sepia. Fiel a su costumbre de emplear dibujos de diversas procedencias, se han rastreado a este respecto hasta de 1799, sobre las rocas y los abetos. Asimismo, se puede relacionar esta obra con la tradición renacentista

Renacimiento Italiano

El desarrollo del Renacimiento constituye la gran revolución en la concepción del arte occidental. Las claves de lectura de la imagen visual que instituye han regido sin interrupción hasta nuestros días. Sólo la pintura contemporánea se ha atrevido a violar tales reglas y a provocar una ruptura tan radical y escandalosa como la que plantearon los jóvenes genios del Renacimiento italiano.

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de las vistas ideales culminadas por una cruz.