Hércules y Onfala

Onfala, reina de Livia, adquirió a Hércules como esclavo debido a que había sido condenado a esa condición temporalmente por castigo de Zeus. Onfala obligó al héroe a vestirse de mujer y hacer labores femeninas, burlándose de él, sometiéndose Hércules a sus humillaciones sin ningún reparo. Desconocemos cual es el significado exacto de esta escena pintada por Goya en 1784. Hércules aparece vestido como un guerrero del Renacimiento

Renacimiento Italiano

El desarrollo del Renacimiento constituye la gran revolución en la concepción del arte occidental. Las claves de lectura de la imagen visual que instituye han regido sin interrupción hasta nuestros días. Sólo la pintura contemporánea se ha atrevido a violar tales reglas y a provocar una ruptura tan radical y escandalosa como la que plantearon los jóvenes genios del Renacimiento italiano.

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, enhebrando una aguja ante la atenta mirada de una joven que sujeta el costurero entre sus piernas. Onfala aparece tras ella portando una poderosa espada en la que firma y fecha la obra el artista. Un perrillo que mira hacia el espectador completa la escena. Un fuerte foco de luz penetra desde la izquierda e ilumina a la bella joven que tiene las piernas abiertas y viste un escotado traje blanco. Hércules y Onfala reciben en menor medida el impacto del foco de luz, quedando el resto de la estancia en penumbra. Los colores claros y brillantes de los vestidos femeninos contrastan con la mayor oscuridad de la armadura del héroe, animada su vestimenta por la camisa rayada y el fajín rojo. Los brillos de la armadura, el casco y de la espada son admirables, al igual que la factura libre pero precisa, demostrando Goya su elevada capacidad como pintor.