Fray Diego de Deza
Datos principales
Autor
Fecha
1625-30
Estilo
Material
Dimensiones
174 x 143 cm.
Museo
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Los retratos de mano de Zurbarán fueron más frecuentes en sus últimos años, en los que vivió de encargos particulares más que de grandes clientes eclesiásticos. Sin embargo, durante la época de mayor éxito, realizó con frecuencia retratos ideales de santos o grandes personajes de la Iglesia, por lo que tampoco debe extrañarnos encontrar este retrato de Fray Diego de Deza entre su producción de los años veinte del siglo XVII. Fray Diego era un importante personaje, arzobispo de Sevilla y miembro de la Santa Inquisición toledana. Zurbarán emplea para su retrato los tipos establecidos desde antiguo para los retratos oficiales, y fácilmente nos recuerda los cardenales o los papas de Rafael o el prelado Barberini de Caravaggio. Fray Diego está sentado de tres cuartos, captado de cuerpo entero y con la mirada sesgada hacia el espectador, lo que presta a su expresión un matiz inquietante y distanciado. La túnica y el sobrecuerpo plegado y lleno de encajes son absolutamente prodigiosos. En ellos podemos apreciar el famoso blanco de Zurbarán, de quien se decía era capaz de pintar más de un centenar de tonos diferentes. El empleo de los colores en el artista resulta en extremo severo, pues se limita en este caso a tres únicos colores: blanco y negro para la figura, y el rojo, que presta relieve y contraste, esparcido en la mesa y el sillón. Esta economía está sabiamente utilizada por el autor, quien la pone al servicio del retratado para darle dignidad y relevancia.