El cantante español

Datos principales


Autor

Édouard Manet

Fecha

1860

Estilo

Impresionismo

Material

Oleo sobre lienzo

Dimensiones

144´8 x 113 ´3 cm.

Museo

Metropolitan Museum of Art

Contenidos relacionados


Con esta obra obtuvo Manet su primer triunfo en el Salón de París del año 1861, una mención de honor por parte del jurado. Consciente de su fracaso anterior con Bebedor de absenta y del gusto por lo español desarrollado en aquellos años, el artista muestra a un guitarrista español, en el que combina elementos románticos y realistas. Gracias a sus frecuentes visitas al Museo del Louvre, pudo contemplar y admirar a los artistas españoles, interesándose en especial por Velázquez y Goya. El recurso de emplear las tonalidades oscuras parece inspirado en el Barroco español, jugando con grises, marrones y blancos como términos de contraste. El bodegón de primer plano era también muy empleado en el Siglo de Oro español, especialmente por Zurbarán y Ribera. La actitud del personaje es totalmente realista, continuando a Courbet al presentar al personaje desprovisto de idealización, como si estuviésemos ante una fotografía. Así contemplamos sus zapatillas de esparto ya desgastadas por el uso, su chaquetilla de majo y su sombrero de ala ancha o la actitud de acompañar con la voz el tañido de la guitarra. La postura de manos y piernas denota la capacidad observadora del maestro para realizar esta imagen. Al recortar la figura sobre un fondo neutro e iluminarla con un potente foco de luz, hace que el resto de los elementos de la composición pasen desapercibidos para el espectador. La gran calidad del dibujo es otra de las características de la obra, tal y como había hecho hincapié Couture a los jóvenes que trabajaban en su estudio. Este bello dibujo contrasta con el abocetamiento de las primeras imágenes como Caballeros españoles, pero la gran novedad de Guitarrista español es la renuncia a las tonalidades medias, en un interesante contraste cromático que llamó la atención de los pintores más jóvenes, pero no la de los críticos. Sólo Théophile Gautier alabó claramente la escena.

Compartir