Dama púnica de la necrópolis de Puig des Molins (Ibiza)
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Se calcula que en la necrópolis del Puig des Molins puede haber unas cuatro mil tumbas, ya que fue utilizada ininterrumpidamente desde el siglo VII a. J.C. hasta la mitad del siglo III de nuestra era. El cerro de Puig des Molins está totalmente perforado en la roca viva para abrir espacio a las tumbas, muy bien disimuladas por bancales y olivos. Este cementerio, con restos de un intervalo de al menos mil años, ofrece datos sobre los cultos y las creencias de ultratumba, así como su evolución en el tiempo, siendo un sitio de importancia universal. En Ibiza, las figuras de barro cocido tienen claras relaciones con lo que se producía en Cartago, Sicilia y Cerdeña, incluso con ejemplares de inspiración helénica de la más alta categoría, pero este oficio de la coroplastia debió resultar tan atractivo y rentable como para estimular aquí unos talleres originales, que desarrollan un arte expresionista, libre e ingenuo, con claros resabios populares. La mayoría de los tipos de terracotas de Ibiza arranca de prototipos helénicos encontrados en la misma isla; pueden ser importaciones directas de las islas griegas, objetos traídos por los cartagineses o las primeras obras de artesanos emigrados; se ve, entre ellas, a las korai del arcaismo griego y al paradigma de todas ellas, la hermosa Kore, Persefone o Proserpina, que los cartagineses identificaban con su primera divinidad Tanit, y que puede mostrarse sentada en un trono o representada sólo en forma de busto acampanado o de cabeza convertida en quemador de perfumes. Las copias de estas imágenes fueron numerosísimas y los moldes perdieron a un tiempo detalles iconográficos y calidad artística, pero de forma paralela se iban desarrollando otros tipos, de oferentes, devotos, oficiantes o númenes de diversos poderes, a los que los alfareros ibicencos plasmaron con mucho menor respeto por los cánones griegos o la armonía de las proporciones.