Dama al virginal y caballero

Datos principales


Alias

La lección de música

Autor

Jan,Johannes Vermeer

Fecha

1662-64 h.

Estilo

Barroco Centroeuropeo

Material

Oleo sobre lienzo

Dimensiones

74,6 x 64,1 cm.

Museo

Royal Collection

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La estrecha relación entre amor y música se convierte en el tema protagonista de este lienzo que Vermeer pintó en los años iniciales de la década de 1660, poco tiempo después de ser nombrado síndico del gremio de pintores de Delft en 1662. En esta obra parece alejarse temporalmente de los interiores burgueses para acercarnos una imagen de una clase social más elevada, tal y como indica la presencia del espejo al fondo o el pesado tapiz oriental que cubre la mesa de primer plano. Al igual que el Concierto, la escena se desarrolla en el fondo del espacio: una mujer de espaldas toca el virginal, contemplándose su rostro reflejado en el espejo donde observamos que mira hacia el lado derecho, donde esta el hombre, de perfil, vistiendo elegante traje oscuro con cuello y puños bordados en blanco, portando una daga y una banda como signos de su distinción social. En la zona de la izquierda se abren dos amplias ventanas por las que penetra la potente luz que ilumina la estancia, creando efectos de claroscuro en la línea de Caravaggio, aunque atenuados por el maestro de Delft. Una magnífica sensación atmosférica envuelve la habitación para difuminar los contornos pero sin atenuar las brillantes tonalidades de los trajes o de los objetos, especialmente el azul de la silla. En la tapa del virginal se puede leer una inscripción en letras capitales: "MVSICA LAETITIAE COMES MEDICINA DOLORUM" -"La música es la compañera del placer y medicina contra el dolor"-.

Un jarro blanco que se deposita sobre la mesa podría aludir a otro de los vehículos empleados por los amantes para alcanzar sus conquistas: el vino. El cuadro que aparece en la derecha puede reconocerse como una "Caritas Romana", reforzando la interpretación alegórica. La disposición de los elementos en paralelo al espectador para aportar el efecto de perspectiva, acompañado por la bicromía en las baldosas, serán cuestiones habituales en la producción de Vermeer, apareciendo en primer plano algún objeto que hace de barrera ante el espectador, en este caso la mesa con el suntuoso tapiz. La aplicación del color se hace de manera "puntillista", repartiendo de forma chispeante la luz por toda la superficie pictórica, dentro de un estilo que conseguirá llamar la atención a los impresionistas como Renoir o Van Gogh.

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