Conjunto de cabezas
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Los romanos no inventaron el retrato pero sí lo utilizaron abundantemente, tanto los personajes ricos y poderosos como los ciudadanos más modestos, aunque a los primeros les gustaba representarse más idealizados y a los segundos de modo más realista. A partir del siglo I d.C., los retratos privados en mármol son cada vez más frecuentes, signo del alto nivel de romanización de la población hispana . Hasta ese momento se habían esculpido predominantemente rostros varoniles, pero entonces se hacen más frecuentes los femeninos y aparecen los infantiles. Las mujeres se representan de cuerpo entero vestidas con el manto típico o palla, de ahí el nombre genérico de palliatas. Dado que la mujer romana tuvo un papel secundario en la vida pública, las estatuas de las mujeres pertenecientes a la clase patricia se colocaban en los ámbitos privados, en el interior de las grandes casas aristocráticas. Se conserva en el Museo Arqueológico Nacional .