Fue en América donde el fenómeno clasicista alcanzó una especial significación, contribuyendo a la clarificación de la normativa constructiva que se fue apartando progresivamente de la imprecisión lingüística que caracterizó al período carolino. Fue a partir de mediados de la década de los años sesenta, cuando se inició la construcción de las grandes catedrales americanas de acuerdo a los principios de la normativa clásica.