Beato de San Millán de la Cogolla. Adoración de Dios
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En los años finales del siglo XI, en el escritorio del viejo monasterio de San Millán de la Cogolla se completaba ahora el Comentario de Beato (Madrid, Academia de la Historia, MS. 33) que había quedado sin terminar a fines del siglo anterior. El profesor Díaz y Díaz explica esta interrupción en base quizá a los acontecimientos ocurridos en La Rioja en los días de Almanzor , que acabó con el esplendor alcanzado en el escritorio monástico a fines del siglo X y que lenta pero progresivamente logrará ir recuperando a lo largo de la centuria siguiente. El primer copista había llegado hasta el folio 228v, ilustrándose al filo del primer milenio los folios comprendidos del 1 al 92 y algunos otros sueltos. Ahora varias manos más toscas completan la copia desde XII, 3, 11 hasta el final del códice, y un miniaturista plenamente románico lleva a cabo todas las demás ilustraciones. El contraste con el estilo de las primeras es patente por su plenitud de formas, cierto sentido de volumen, su movilidad y sus actitudes gráciles y desenfadadas, y de modo general por las calidades de un mayor naturalismo en la representación. Los personajes presentan un canon alargado, los rostros han ganado corrección pese al esquematismo de su concepción, y el plegado ofrece ya las ondulaciones y convencionalismos típicos del románico. Las diferencias entre ambos grupos de miniaturas se acusan también en la iconografía. Un ejemplo a nuestro juicio elocuente nos lo proporciona la ilustración de la Adoración de Dios en el cielo (Apoc. XIX, 1-10). La Maiestas Domini del Beato emilianense es plenamente románica en su iconografía si la comparamos con las imágenes de la misma que nos presentan los Beatos del siglo X , o las que como el Beato de Fernando I , de mediados del siglo XI, sigue todavía la tradición hispánica de la décima centuria.