Bagdad
El nombramiento de al-Mansur como califa motivará la fundación de una nueva capital en el año 762 llamada Madinat as-Salam, la "Ciudad de la Salud", a orillas del Tigris. Hoy se la conoce como Bagdad, el nombre persa de la localidad. Estaba construida en un fértil terreno aluvial sin piedras cercanas por lo que se edificó con ladrillos secados al sol. Esta fragilidad motivará la ausencia de restos, aunque conocemos su aspecto gracias a las numerosas descripciones. Se adoptó una planta circular obedeciendo a consideraciones cosmológicas -al igual que el lugar y la fecha de su construcción-, ocupando un diámetro externo de 2.6 kilómetros. La insólita planta de Bagdad, sin apenas consecuencias en el urbanismo musulmán, entronca con la tradición pre-islámica, buscando su origen en las ciudades de Nínive, Harran y Firuzabad. La ciudad estaba protegida por tres murallas concéntricas, provista la primera de 112 torres. Entre esta primera muralla y la segunda se ubicaba un glacis, situándose los diferentes barrios entre la segunda y la tercera muralla, distribuyéndose el hábitat en 45 cuadrantes con dos calles radiales. El centro de la ciudad estaba reservado para el palacio del califa, la mezquita aljama y un inmenso parque circular de 1.500 metros de diámetro. El acceso a Bagdad se realizaba por cuatro puertas fortificadas situadas en los cuatro puntos cardinales.