Cualquier objeto destinado al culto podía hacerse de cobre con esmaltes champlevés
Los esmaltes románicos
Las mal denominadas Artes Menores que, de serlo serían únicamente debido a su menor tamaño, gozaron de gran estima en el mundo medieval, ocupando un lugar incluso superior, al considerar únicamente las piezas de orfebrería como verdaderas obras de arte. Formaban parte fundamental de los tesoros eclesiásticos y desempeñaban un papel insustituible en el culto a las reliquias. Dentro de este contexto, la esmaltería conoce durante el período medieval sus momentos de mayor auge, en época románica gracias al empleo del cobre y la aplicación técnica del excavado.
, la técnica propia de Limoges al menos. Así encontramos excelentes báculos como el que ahora se conserva en las Benedictinas de San Plácido de Madrid.