Automóviles vestidos
Datos principales
Alias
Dos Cadillacs
Autor
Fecha
1941
Material
Dimensiones
39´5 x 27 cm.
Museo
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Fascinado por la naturaleza de las cosas desde su infancia, de manera recurrente Dalí causa asombro cuando combina una forma exterior aparentemente normal con una estructura interna que no se corresponde en absoluto con aquélla. Los juegos entre lo real y lo soñado, lo convencional y lo audaz, se expresan de forma perfecta en este cuadro. En principio, el tema elegido parece bastante banal, bastante poco interesante: la imagen casi fotográfica (por su estricta verosimilitud) de dos coches de lujo, de dos Cadillacs. Pero mientras que en la imagen superior todo parece en calma, en el coche de abajo empezamos a sentirnos molestos, incómodos. El coche revela su otra naturaleza, de modo que podemos ver cómo bajo la capa de pintura existe un muro de ladrillo. Además, las raíces y los troncos de unos árboles amenazan con apoderarse finalmente de todo el vehículo. Dicho de otro modo, la naturaleza amenaza al objeto creado por los hombres, de forma que Dalí cuestiona el sistema tradicional de organización del ser humano. En esa profunda reflexión sobre la esencia de las cosas y sobre los límites de la pintura y lo real se halla un precedente muy preciso: el arte del belga René Magritte . "Ceci n'est pas une pipe" decía literalmente el cuadro de 1928-1929 (Nueva York, col. part.) donde se representaba con total fidelidad una pipa. Magritte denunciaba con ese gesto la supuesta adecuación entre palabra e imagen, entre el término y el objeto que es definido por ese término. De esa manera, Magritte rompía los límites del arte, al que convertía en un ente autónomo, que no debe ser explicado o comentado sino experimentado, sentido. Algo parecido se puede deducir de este cuadro de Salvador Dalí, donde la aparente broma convive con reflexiones muy trascendentes sobre la esencia y objetivos del arte.