Batalla de Rocroi
Desarrollo
A la muerte de Felipe II en 1598 le sucede su hijo, Felipe III , iniciando una etapa llamada de los Austrias Menores, con Felipe IV y Carlos II como últimos monarcas de esta dinastía. El nuevo soberano hereda un país empobrecido, aunque con inmensos dominios territoriales. Desde la corte de Madrid se gobierna sobre el resto de reinos peninsulares, además de los Países Bajos y el Franco Condado. En Italia, los Habsburgo dominan el Milanesado y los reinos de Nápoles y Sicilia. Orán, Melilla y las Canarias son las posesiones africanas. En el Nuevo Mundo se dominan extensos territorios, así como las islas Filipinas, en Asia. Desde 1581 y hasta 1640 el reino de Portugal se integra en la Monarquía Hispánica, lo que suma las posesiones del Brasil y numerosas e importantes escalas a lo largo de las rutas marítimas hacia Asia. Sin embargo, pese a tan vasto imperio, son éstos años de decadencia. Durante el siglo XVII se manifiesta en toda su crudeza el derrumbe de un Imperio forjado mediante conquistas y herencias. Francia e Inglaterra se muestran dispuestas a ocupar un lugar hegemónico que España abandona paso a paso. En 1635 Francia declara la guerra a España. Las tropas españolas amenazan París y vencen en Fuenterrabía. Pero en 1640 comienzan sendas rebeliones en Cataluña y en Portugal, apoyadas por Francia e Inglaterra. Para aliviar la presión francesa sobre Cataluña, los españoles invaden el norte de Francia desde Flandes.
El gran enfrentamiento se producirá en 1643, en los campos de Rocroi . El campo de batalla era una llanura, entre un bosque y un pantano. Allí los franceses situaron a sus 23.000 hombres, con la infantería en el centro y la caballería a los lados, apoyados por la potente artillería. Los españoles, por su parte, contaban con unos 22.000 efectivos. En el centro formaron los famosos tercios y la infantería, con las alas protegidas por la caballería. En primera línea, los cañones. Al amanecer del día 19 la caballería francesa ataca el flanco izquierdo español, pero es rechazada. Una segunda carga, sin embargo, cae sobre la caballería española del ala izquierda, que se rompe. Entre tanto, el flanco izquierdo francés realiza una nueva carga, rechazada por los españoles, que toman ventaja por ese lado. Sin embargo, la debilidad del ala izquierda española permite a la caballería francesa caer directamente sobre los tercios imperiales, que apenas pueden sino resistir. En una maniobra sorprendente, la caballería francesa ataca la retaguardia española, que se ve acosada por dos lados, pues la izquierda francesa se ha rehecho y ha conseguido lanzar su ataque. Rodeados, los tercios no tardan en caer. Las bajas entre los imperiales debieron cifrarse en unos cuatro mil muertos, la mayoría españoles, y entre 2.000 y 2.500 prisioneros. En el bando francés fueron unos 2.500 muertos.
El gran enfrentamiento se producirá en 1643, en los campos de Rocroi . El campo de batalla era una llanura, entre un bosque y un pantano. Allí los franceses situaron a sus 23.000 hombres, con la infantería en el centro y la caballería a los lados, apoyados por la potente artillería. Los españoles, por su parte, contaban con unos 22.000 efectivos. En el centro formaron los famosos tercios y la infantería, con las alas protegidas por la caballería. En primera línea, los cañones. Al amanecer del día 19 la caballería francesa ataca el flanco izquierdo español, pero es rechazada. Una segunda carga, sin embargo, cae sobre la caballería española del ala izquierda, que se rompe. Entre tanto, el flanco izquierdo francés realiza una nueva carga, rechazada por los españoles, que toman ventaja por ese lado. Sin embargo, la debilidad del ala izquierda española permite a la caballería francesa caer directamente sobre los tercios imperiales, que apenas pueden sino resistir. En una maniobra sorprendente, la caballería francesa ataca la retaguardia española, que se ve acosada por dos lados, pues la izquierda francesa se ha rehecho y ha conseguido lanzar su ataque. Rodeados, los tercios no tardan en caer. Las bajas entre los imperiales debieron cifrarse en unos cuatro mil muertos, la mayoría españoles, y entre 2.000 y 2.500 prisioneros. En el bando francés fueron unos 2.500 muertos.