El Modernismo

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Desarrollo


Con el término Modernismo se pretende designar el conjunto de corrientes artísticas que, aparecidas entre los últimos años del siglo XIX y los primeros del XX, se correspondieron con el desarrollo técnico-económico de la civilización industrial. Su concepto es muy amplio y abarca disciplinas tan diversas como la literatura, la escultura, la música y las artes decorativas. El fenómeno modernista no fue exclusivo de Cataluña, sino que fue una manifestación generalizada en toda la Europa industrializada, con distinto nombre y con unas características propias, según los países en que fue adoptado. El común denominador entre todos ellos fue el deseo de crear un arte nuevo, joven, rupturista, actual, liberal y diferente a todo lo que anteriormente se había hecho. En España, la expansión industrial se retardó hasta bien entrado el siglo XIX. Dentro del conjunto español, únicamente Cataluña, gracias a su larga experiencia comercial y a poseer la infraestructura necesaria, se encontraba en situación de iniciar el proceso de renovación industrial. El poder burgués, convertido en la nueva aristocracia moderna, controlaría no sólo la economía sino el gusto artístico de la época, que cada vez se hacía más decadente. El termino Modernismo surgió espontáneamente para denominar la manera de entender la cultura y el arte de un grupo de intelectuales y artistas desde una perspectiva de la más estricta modernidad; frecuentemente, sus coetáneos les tildaron de rebeldes provocadores por su postura abierta y liberal, unida a una cierta extravagancia en el vestir.

Su objetivo fue regenerar la cultura catalana, desde su propia catalanidad, para que asumiera categoría internacional y pudiera participar de la vanguardia europea. Los primeros indicios de regeneración datan de principios de 1890, coincidiendo con el traslado de algunos artistas catalanes a París: Santiago Rusiñol, Miquel Utrillo, Ramon Casas y Enric Clarassó. La incidencia de la obra de estos jóvenes en la plástica catalana fue notable: de sorpresa y de rechazo en un principio ante una pintura que no acertaban a comprender, en apenas dos años, aquellos artistas se ganaron al público, y se convirtieron en los pintores de moda de la clase acomodada, acostumbrándola, así, a una nueva sensibilidad artística. Ésta, ciertamente, jamás fue tan vanguardista como la vanguardia europea. Fue modernista porque, siguiendo la tónica de la época, incorporó todo aquello considerado nuevo y actual. El influjo mayor que recibió la escultura catalana procedió de Auguste Rodin, a la sazón la figura más prestigiosa de Europa. Los escultores catalanes, en su mayoría católicos convencidos, sólo asimilaron aspectos de forma y composición, alejándose de los de sentimiento. La arquitectura modernista se planteó como una doble manifestación de la realidad social. Por un lado, la de ser expresión de una época próspera; por otro, la de representar un sentimiento nacionalista muy arraigado en la sociedad catalana.

Elementos tomados del estilo gótico, el mudéjar de origen árabe o el barroco ayudaron, junto a la utilización de nuevos materiales para la construcción como el hierro, cristal, hormigón, a formular una arquitectura personal y propia de Cataluña. Fue una empresa generalizada en la que todos, tanto los arquitectos titulados como los maestros de obras, aportaron su grano de arena en la expansión del Modernismo. Figuras como Domenech i Muntaner, Jujol o Puig i Cadafalch hicieron que el movimiento se extendiera por toda Cataluña e, incluso más allá, como Antoni Gaudí que llegó hasta el corazón de Castilla -Astorga y León- o la costa de Cantabria -Comillas-. Ésta es la razón de que la arquitectura catalana posea un toque especial que la hace diferente a otros estilos paralelos en Europa. Combina aspectos de la más estricta modernidad con otros derivados de la tradición arquitectónica catalana y española. A esta particular combinación debemos unir la animada decoración, que busca los temas en el pasado y en la naturaleza para ejecutarlos con medios del más puro sentido artesanal. El Modernismo se convirtió en el estilo emblemático y más representativo de Cataluña y de la sociedad burguesa-capitalista de la época de entre siglos. En el estilo modernista se ejecutaron todas las tipologías arquitectónicas: desde casas de vecinos a grandes mansiones de veraneo, hospitales, escuelas, iglesias, conventos o fábricas y bodegas. De esta manera, el Modernismo ha dotado a Cataluña de un rasgo identificativo, que se ha manifestado crucial para su identidad, presente y futura.

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