Las tumbas egipcias
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Datos principales
Desarrollo
Si durante las primeras dinastías egipcias la forma común de enterrar el cadáver de los personajes notables fueron la pirámide o la mastaba , a partir de la XVIII dinastía , hacia el año 1550 a.C., y durante las dos siguientes, los reyes y sus esposas, así como los altos funcionarios, eligieron como sede de su residencia eterna grandes necrópolis excavadas en la roca, en valles situados frente a la ciudad de Tebas . El Valle de los Reyes y el de las Reinas son las necrópolis más conocidas. Las tumbas de los valles presentan una planta similar. Una reconstrucción del lado oeste de la tumba de Nefertari , quizás la más conocida, nos sirve para apreciar su estructura. Ésta era igual a la que presentaban los enterramientos de los faraones: una serie de corredores y cámaras que se excavan en las laderas de las montañas, penetrando en ángulo oblicuo en su interior. La entrada se hacía por una escalera, que daba acceso a la antecámara, un vestíbulo y otra estancia adosada. Otro tramo en rampa conducía a la cámara funeraria, sostenida por 4 pilares. A esta cámara se le habían abierto pequeñas salas anexas, que servían de almacenes para las ofrendas funerarias. La capilla o cella, dedicada al culto, cierra la tumba. El esquema que seguía la tumba, con salas, corredores descendentes y cámara funeraria con anexos, reflejaba el itinerario del difunto en su camino hasta convertirse en divinidad. Las tumbas egipcias estaban todas ricamente decoradas, y tenemos la suerte de que, en algunos casos, sus pinturas se han conservado muy bien. La tumba de Nefertari, la gran esposa de Ramsés II , es, sin lugar a dudas, la más bella de Egipto. Con más de 500 m2 cubiertos por pinturas, en sus paredes podemos apreciar, entre otras muchas escenas, a la reina ofreciendo vasos rituales a la diosa Hathor, o recitando ante el dios Tot un pasaje del Libro de los Muertos. En definitiva, se trata de una verdadera joya del arte universal.