Sinagoga de Santa María la Blanca
Compartir
Datos principales
Monumento relacionado
Sinagoga de Santa María la Blanca de Toledo
Lugar relacionado
Desarrollo
En época medieval, la judería de Toledo era una de las mayores de España. Aislado por muros, el barrio judío contaba con diversos edificios públicos como escuelas, llamadas madrisas, baños o, el más importante de todos, la sinagoga, lugar de oración y reunión de la comunidad. En su punto álgido, la judería toledana contaba con diez sinagogas, destruidas durante la revuelta antijudía de 1391 . La costumbre marcaba que en todo lugar en el que hubiese diez familias judías se instalase un lugar para la oración. La de Santa María la Blanca, en Toledo, fue construida en el siglo XIII, con un estilo muy influido tanto por el arte almohade como por el mozárabe. Posible sinagoga mayor de la aljama toledana, dos centurias más tarde fue convertida en templo cristiano, bajo la advocación de Santa María la Blanca. Al frente de la sinagoga se encontraba el rabino, quien además ejercía de juez, instructor e inspector de la vida de la comunidad. Éste iba cubierto por un manto llamado talit. En su frente y sus brazos llevaba unos cordones grabados con textos sagrados, llamados filacterias. En la sinagoga, la actividad religiosa principal es la lectura de la Torah, los rollos de la Ley. Estos se conservan en un arca o nicho, llamada el Hejal, situada en la pared que mira hacia Jerusalén. En las sinagogas tradicionales, como la de Santa María la Blanca, el centro de la estancia lo ocupaba la Tebá, un atril, enfrentado al arca, en el que se situaba el oficiante y desde el que leía los rollos de la Torah a la concurrencia. En los laterales solían colocarse asientos para los congregados más notables, mirando hacia dentro. El resto de los fieles varones se situaba detrás. A ambos lados del cuerpo central solían hallarse las galerías para las mujeres, aunque en Santa María la Blanca no se ha podido determinar su lugar exacto. A veces las mujeres se hallaban ocultas detrás de un enrejado o de una cortina, y eran dirigidas en la plegaria por una mujer instruida.