Economía de la Baja Edad Media

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Datos principales


Desarrollo


La economía de los reinos peninsulares en la Baja Edad media era fundamentalmente agraria. Cultivos importantes, los cereales y la vid se producían especialmente en Castilla. El reino de Granada destacaba por el cultivo de la caña de azúcar y de la seda, mientras que, en Aragón, la principal producción agrícola recaía en las hortalizas del área de Valencia. La meseta castellana era el territorio en el que más se producía el ganado ovino. La cabaña bovina procedía fundamentalmente de Galicia, al tiempo que los caballos eran criados en Extremadura, Andalucía Occidental y el sur de Zaragoza. También se producían aceite en Andalucía, azafrán en Murcia o tejidos en Cuenca, Avila, Zamora o Barcelona, entre otros. La producción de cuero tenía sus centros principales en Córdoba o Galicia, mientras que eran famosas las cerámicas de Toledo, Sevilla o Valencia. El comercio exterior tenía especial importancia. De Oriente llegaban a Barcelona seda, especias y perfumes. A Cádiz arribaban el oro africano y las especias asiáticas, mientras que aceite y vino salían de aquí hacia el resto de Europa. La ruta de la lana partía de Medina del Campo, donde se celebraba una gran feria, hacia los puertos de Santander y Bilbao. La lana y el hierro vizcaíno salían con destino a Francia y Flandes. El reino de Aragón contaba con un activo comercio interior, con importantes lonjas en Zaragoza, Barcelona, Palma de Mallorca y Gandía. Además, los mercaderes catalanes establecieron consulados en Málaga y Almería, puntos de intercambio con los nazaríes del reino de Granada.

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