Desarrollo
Una de las cuestiones básicas planteadas a lo largo de la II Guerra Mundial fue la de lograr la coordinación de las diferentes fuerzas y unidades diseminadas sobre el terreno, lo que constituía un factor de primer orden para el desarrollo de las tácticas militares. En este sentido, la experiencia de la I Guerra Mundial advirtió a los británicos acerca de la importancia de las comunicaciones entre el Mando y sus tropas. Así, durante la II Guerra Mundial, Gran Bretaña crea las unidades de transmisión Phantom, formadas por patrullas que se desplazaban en vehículos blindados o jeeps, aunque a veces lo hacían a pie o podían ser lanzadas en paracaídas. Acompañadas en ocasiones por oficiales de enlace con el comandante en jefe, disponían de antenas portátiles y realizaban emisiones de onda corta a 500 millas de distancia. La importancia táctica de estas unidades quedó demostrada durante la segunda batalla de El Alemein y en la ofensiva de Túnez, dando a Montgomery una gran ventaja operativa sobre las tropas de Rommel . Posteriormente, en suelo europeo, las unidades Phantom resultaron de gran utilidad en las misiones realizadas por el SAS británico.