Desarrollo
La II Guerra Mundial no sólo se libró en los campos de batalla, sino también en otros ámbitos como el espionaje. Los servicios de información alemanes y británicos lucharon en Europa Occidental no sólo por acceder a información sobre el enemigo sino además por confundir a éste con datos falsos. En este sentido, el nombre en clave dado por el Abwehr a este tipo de operaciones fue Englandspiel. Entre 1942 y 1944, en los Países Bajos, un equipo especial de la Abwehr alemana dirigido por el coronel H. J. Giskes consiguió, gracias en parte a la suerte y en parte a errores británicos, interceptar las comunicaciones de los agentes del SOE inglés. En marzo de 1942, un operador de radio inglés es localizado durante una emisión. Obligado a trabajar para los alemanes, envía informaciones a Londres de manera regular, sin que los agentes británicos adviertan que está bajo control alemán. Como resultado, 53 agentes holandeses lanzados en paracaídas sobre su país fueron detenidos por los nazis. Sólo dos lograron regresar a Inglaterra, siendo detenidos en función de las informaciones recibidas desde el mismo operador, que indicaba que trabajaban para la Gestapo. El engaño, y otros posteriores, no fue descubierto sino hasta el momento del desembarco de Normandía. El éxito del contraespionaje alemán en Holanda se puede cifrar en aproximadamente un 50 % de los agentes británicos interceptados. También en Francia, la Abwehr logró controlar un total de 19 agentes británicos y franceses, pero en este caso sólo representó un 1 % del total. En el campo del contraespionaje, a pesar de los éxitos alemanes, los británicos ganaron la guerra. Excepto en un caso de relativa duda, desde mediados del invierno de 1942-43 todos los agentes de la Abwehr alemana en suelo británico trabajan en realidad para el MI 5, la sección de contraespionaje del Servicio de Información militar británico, lo que resultó un factor de especial relevancia para el éxito de la Operación Overlord.