Desarrollo
Una de las mejores armas que tuvieron en dotación los soldados italianos durante el segundo conflicto mundial fue el Mosquetón Automático Beretta Modelo 1938/A de calibre 9 M 38, más conocido como MAB. En realidad, este arma no se distribuyó a gran escala durante los primeros años de la guerra, a pesar de haber sido adoptada oficialmente en junio de 1938, por 1o que muchos soldados se quedaron sin un mitra que, en comparación con las demás realizaciones de la época, estaba, sin duda, entre los mejores. Después del 8 de septiembre de 1943, debido al desbordamiento total de la organización militar y a la creación de las primeras formaciones partisanas, en Italia salieron a la luz, provenientes de los depósitos militares abandonados, decenas de miles de estas pistolas ametralladoras, las cuales sirvieron para abastecer tanto a las necesidades de los partisanos como a las de los soldados del recién constituido ejército de la República Socialista. Al comienzo de la última guerra, los MAB se distribuyeron sólo entre los militantes de la PAI (Policía del Africa Italiana), a los miembros del batallón San Marcos y a los paracaidistas de la división Folgore. Se desconocen los motivos de esta desafortunada decisión, aunque, viendo cómo iban las cosas por Italia (aviones y vehículos que se desplazaban poco a poco sobre el territorio para poder lucirse en las paradas militares), la escasa preparación militar a todos los niveles, sobre todo en los altos mandos, y teniendo en cuenta la convicción de que el conflicto duraría poco, es posible lanzar la hipótesis de que el Estado Mayor habría decidido mantener en reserva estas armas, todavía nuevas y eficientes, y gastar las grandes reservas de las distintas versiones del Modelo 91, que ya se pensaba sustituir por fusiles de calibre mayor (7,35 en lugar de 6,5 mm).
Con esta decisión se prefirió entrar en un conflicto mundial contra potencias como Francia, Inglaterra y la Unión Soviética con el mismo armamento individual que utilizaron en el conflicto anterior. Los resultados de esta elección ya son conocidos. Por otra parte, es absurdo creer que si se hubieran distribuido todos los mitra Beretta disponibles en aquel momento, la suerte del conflicto hubiera podido cambiar, aunque lo que sí es cierto es que, probablemente habría salvado la vida a más de un soldado de los que allí la perdieron, hecho, sin duda, poco relevante desde el punto de vista estratégico, aunque de gran importancia para los directos interesados. Veamos cuáles fueron las distintas etapas que condujeron a la adopción del Mosquetón Automático Beretta Modelo 1938/A: como se sabe, antes del MAB, los soldados italianos no poseían en dotación ninguna ametralladora. Puede parecer extraño si tenemos en cuenta que los italianos, junto con los alemanes, fueron siempre los primeros que creyeron en un arma capaz de disparar con ráfaga que utilizara la munición de pistola, aunque bien es verdad que después de la experiencia de la Primera Guerra Mundial con las Villar Perosa, los mosquetones OVP y los Beretta Modelo 18, la ametralladora desapareció literalmente de entre los materiales de armamento, relegándola a un uso secundario por parte de la Milicia Forestal y de la Policía. En este estado de cosas nació la ametralladora Modelo 18/30 (conocida también como "gran jeringuilla" debido a la insólita forma de la manilla de armamento, colocada inmediatamente detrás de la culata), que no era otra cosa sino la Beretta Modelo 18 modificada, que a su vez derivaba de la Villar Perosa.
Sin embargo, con la introducción del MAB Modelo 38/A, Italia llegó a la altura de las demás naciones. En primer lugar, se abandonó finalmente el calibre 9 Glisenti, hasta ese momento el estándar, siendo sustituido por el más potente 9 M 38, un cartucho desarrollado por la empresa Fiocchi, idéntico en dimensiones al 9 mm Parabellum (que, por tanto, podía ser utilizado en caso de necesidad), aunque con características balísticas superiores a éste (velocidad inicial de 420 m/sg frente a 380, energía cinética de 68 kilogramos frente a 60). No por nada, en el libro de instrucciones que acompañaba al MAB se reproducían los resultados de tiro a 200 metros, una distancia que difícilmente se alcanzaba con otras ametralladoras, preparadas para el calibre 9 mm Parabellum, y, además, en el arma había un alza regulable hasta una distancia (por otra parte, un poco optimista) de 500 metros, con regulaciones cada 100 metros. Además de por la nueva munición, el MAB rompía finalmente con una característica que había afligido a todos los mitra italianos en producción hasta aquel momento: finalmente se conseguía disminuir considerablemente la cadencia de tiro, que al principio era de 1.200 disparos por minuto en la Villar Perosa, hasta los 900 en el modelo 18 y los 500-550 en el posterior Modelo 18/30. Dicha reducción de cadencia se obtuvo aumentando la masa del obturador y alargando su recorrido. Al contrario, en las precedentes pistolas ametralladoras de producción italiana, el obturador era de dimensiones reducidas, mientras que el mulle de recuperación, mucho más potente, permitía un recorrido relativamente breve, provocando un aumento de la cadencia de tiro.
De los precedentes Modelo 18 y Modelo 18/30 se mantuvo el sistema de disparo de doble gatillo, ideado por Tullio Mareneoni en 1918 (parece que el estudio del grupo de disparo necesario para la Villar Perosa fue el primer trabajo que se le encargó al famoso proyectista). Esto permitía eliminar los mandos de selección manual, confiando a la voluntad (y al dedo índice) del tirador la realización de tiro individual o en ráfaga. Apretando el gatillo anterior, el arma disparaba tiro a tiro; apretando el gatillo posterior, el arma disparaba a ráfaga. El desarrollo del que iba a convertirse en el MAB Modelo 38/A comenzó a principios de los años treinta. En 1935, Marengoni presentó una carabina semiautomática (probablemente destinada al mercado civil) que incorporaba muchas de las características de la futura pistola ametralladora. Finalmente, en 1938, la versión más o menos definitiva fue adoptada por el Regio Ejército Italiano y por la ya citada PAI. Las primeras versiones del MAB 38/A poseían la camisa de refrigeración (maciza) con orificios rectangulares, enseguida sustituida por una camisa con orificios circulares. Una tercera versión, dotada de apagallamas con cuatro cortes superiores (en vez de dos laterales) se introdujo antes de comenzar la producción en masa de este arma, y representa la versión definitiva del MAB. Los primeros dos modelos poseían bayoneta plegable derivada de la del fusil 91/38, desaparecida en la versión definitiva. El defecto principal de estas armas estaba en el sistema de alimentación: una primera serie de cargadores (disponibles con capacidades entre 10, 20 y 40 cartuchos), de paredes muy sutiles, enseguida se sustituyó por una segunda más robusta (con capacidad para 20, 30 y 40 cartuchos), aunque la mala costumbre de los soldados italianos de empuñar el arma por el cargador creó siempre algunos problemas de encasquillamiento, de todas formas, un mal generalizado en las ametralladoras de la época, más o menos todas ellas con problemas de alimentación.
Para mejorar la fiabilidad, el Beretta MAB 38/A estaba dotado de una ventanilla colocada en la apertura de alimentación que impedía la entrada de cuerpos extraños en el interior del arma cuando el cargador no estaba colocado. Incluso la manilla de armamento estaba dotada de un apéndice que sujetaba completamente la rueda de deslizamiento del obturador: al transportar el arma (obviamente con el obturador cerrado) estaba completamente sujeta; cuando estaba en funcionamiento, gracias a que la manilla estaba separada por el cuerpo del obturador, ésta se quedaba en posición impidiendo la entrada de suciedad en el interior del arma, defecto del que adolecían las famosas MP 38 y MP 40 alemanas. Además, el MAB 38/A tenía el muelle de recuperación en el interior de un tubo metálico que le protegía de la suciedad, haciendo fluido el movimiento de la masa batiente (solución copiada del Bergmann). El percutor en los Modelos 38/A estaba separado del cuerpo del obturador y podía golpear el cebo sólo cuando estaba en posición de cierre (se trata, en la práctica, de un inútil seguro contra los disparos prematuros, desaparecido en la sucesiva versión 38/42). Por lo que se refiere a las características mecánicas del MAB 38/A nos encontramos frente a una clásica pistola ametralladora de la primera generación, caracterizada por poseer un cierre lábil (el arma comienza el ciclo de disparo con el obturador abierto), una longitud total de alrededor de un metro (946 mm sin bayoneta), un peso superior a cuatro kilogramos (4,97 kg con un cargador de treinta cartuchos), caja de madera de haya evaporada, culata fija realizada con materiales de primera calidad y sometida a laboriosas elaboraciones mecánicas y de terminación.
Se puede afirmar que, en el ámbito de las pistolas ametralladoras de la primera generación, el MAB 38/A es, sin duda, la mejor que jamás se ha realizado. Las óptimas cualidades del Beretta MAB 38/A fueron, sin embargo, la causa principal de su sustitución con sucesivas elaboraciones: los altos costes necesarios para la producción de este mitra no congeniaban demasiado con las necesidades impuestas por la producción de guerra. Piénsese en lo dispendiosa que resultaba la realización tan sólo de la camisa de refrigeración del cañón, realizada en forma maciza hasta 1942, año en el que apareció la primera modificación del MAB 38/A, conocida como 38/42. En esta versión se abandonaron el percutor separado del cuerpo de la masa batiente y el alza regulable (todavía presente en el 38/42, serie I), se recortó la culata y el asta y, además, se suprimió la camisa cubre-cañón, siendo sustituida en su función, si así se puede decir, por una serie de fresaduras realizadas directamente en el cuerpo del cañón (también ellas abandonadas a lo largo de su producción). Una nueva versión aún más simplificada, conocida como MAB 38/44, fue realizada durante el período de la ocupación alemana, equipando tanto a las fuerzas de la República Socialista Italiana como a las alemanas. Durante los años de la República de Saló, la empresa Beretta, recordémoslo, fue una de las mayores abastecedoras de la Wehrmacht, a la que vendió tanto el MAB, en sus distintas versiones, como las Beretta 34 y 35.
Del MAB, en sus distintas versiones, se realizó un considerable número de ejemplares: desgraciadamente no se conocen las cifras con precisión, pero puede ser útil saber que, a partir de mediados de 1943, la producción de mosquetones automáticos llegaba a unas 30.000 unidades al mes, es decir, a la suma de 360.000 ejemplares al año. La historia del Mosquetón Automático Beretta no se acaba con la Segunda Guerra Mundial; además de venderse en sus distintas versiones en Rumanía, Argentina, Alemania (III Reich), Nigeria, Siria, Irak, Pakistán y Costa Rica, el MAB permaneció en servicio tanto en las Fuerzas Armadas italianas como en el Cuerpo de Carabineros y en la Policía Nacional, quienes lo mantuvieron en servicio activo hasta finales de los años setenta, siendo sustituido entonces, lentamente, por los nuevos modelos Beretta M 12 y M 15.
Con esta decisión se prefirió entrar en un conflicto mundial contra potencias como Francia, Inglaterra y la Unión Soviética con el mismo armamento individual que utilizaron en el conflicto anterior. Los resultados de esta elección ya son conocidos. Por otra parte, es absurdo creer que si se hubieran distribuido todos los mitra Beretta disponibles en aquel momento, la suerte del conflicto hubiera podido cambiar, aunque lo que sí es cierto es que, probablemente habría salvado la vida a más de un soldado de los que allí la perdieron, hecho, sin duda, poco relevante desde el punto de vista estratégico, aunque de gran importancia para los directos interesados. Veamos cuáles fueron las distintas etapas que condujeron a la adopción del Mosquetón Automático Beretta Modelo 1938/A: como se sabe, antes del MAB, los soldados italianos no poseían en dotación ninguna ametralladora. Puede parecer extraño si tenemos en cuenta que los italianos, junto con los alemanes, fueron siempre los primeros que creyeron en un arma capaz de disparar con ráfaga que utilizara la munición de pistola, aunque bien es verdad que después de la experiencia de la Primera Guerra Mundial con las Villar Perosa, los mosquetones OVP y los Beretta Modelo 18, la ametralladora desapareció literalmente de entre los materiales de armamento, relegándola a un uso secundario por parte de la Milicia Forestal y de la Policía. En este estado de cosas nació la ametralladora Modelo 18/30 (conocida también como "gran jeringuilla" debido a la insólita forma de la manilla de armamento, colocada inmediatamente detrás de la culata), que no era otra cosa sino la Beretta Modelo 18 modificada, que a su vez derivaba de la Villar Perosa.
Sin embargo, con la introducción del MAB Modelo 38/A, Italia llegó a la altura de las demás naciones. En primer lugar, se abandonó finalmente el calibre 9 Glisenti, hasta ese momento el estándar, siendo sustituido por el más potente 9 M 38, un cartucho desarrollado por la empresa Fiocchi, idéntico en dimensiones al 9 mm Parabellum (que, por tanto, podía ser utilizado en caso de necesidad), aunque con características balísticas superiores a éste (velocidad inicial de 420 m/sg frente a 380, energía cinética de 68 kilogramos frente a 60). No por nada, en el libro de instrucciones que acompañaba al MAB se reproducían los resultados de tiro a 200 metros, una distancia que difícilmente se alcanzaba con otras ametralladoras, preparadas para el calibre 9 mm Parabellum, y, además, en el arma había un alza regulable hasta una distancia (por otra parte, un poco optimista) de 500 metros, con regulaciones cada 100 metros. Además de por la nueva munición, el MAB rompía finalmente con una característica que había afligido a todos los mitra italianos en producción hasta aquel momento: finalmente se conseguía disminuir considerablemente la cadencia de tiro, que al principio era de 1.200 disparos por minuto en la Villar Perosa, hasta los 900 en el modelo 18 y los 500-550 en el posterior Modelo 18/30. Dicha reducción de cadencia se obtuvo aumentando la masa del obturador y alargando su recorrido. Al contrario, en las precedentes pistolas ametralladoras de producción italiana, el obturador era de dimensiones reducidas, mientras que el mulle de recuperación, mucho más potente, permitía un recorrido relativamente breve, provocando un aumento de la cadencia de tiro.
De los precedentes Modelo 18 y Modelo 18/30 se mantuvo el sistema de disparo de doble gatillo, ideado por Tullio Mareneoni en 1918 (parece que el estudio del grupo de disparo necesario para la Villar Perosa fue el primer trabajo que se le encargó al famoso proyectista). Esto permitía eliminar los mandos de selección manual, confiando a la voluntad (y al dedo índice) del tirador la realización de tiro individual o en ráfaga. Apretando el gatillo anterior, el arma disparaba tiro a tiro; apretando el gatillo posterior, el arma disparaba a ráfaga. El desarrollo del que iba a convertirse en el MAB Modelo 38/A comenzó a principios de los años treinta. En 1935, Marengoni presentó una carabina semiautomática (probablemente destinada al mercado civil) que incorporaba muchas de las características de la futura pistola ametralladora. Finalmente, en 1938, la versión más o menos definitiva fue adoptada por el Regio Ejército Italiano y por la ya citada PAI. Las primeras versiones del MAB 38/A poseían la camisa de refrigeración (maciza) con orificios rectangulares, enseguida sustituida por una camisa con orificios circulares. Una tercera versión, dotada de apagallamas con cuatro cortes superiores (en vez de dos laterales) se introdujo antes de comenzar la producción en masa de este arma, y representa la versión definitiva del MAB. Los primeros dos modelos poseían bayoneta plegable derivada de la del fusil 91/38, desaparecida en la versión definitiva. El defecto principal de estas armas estaba en el sistema de alimentación: una primera serie de cargadores (disponibles con capacidades entre 10, 20 y 40 cartuchos), de paredes muy sutiles, enseguida se sustituyó por una segunda más robusta (con capacidad para 20, 30 y 40 cartuchos), aunque la mala costumbre de los soldados italianos de empuñar el arma por el cargador creó siempre algunos problemas de encasquillamiento, de todas formas, un mal generalizado en las ametralladoras de la época, más o menos todas ellas con problemas de alimentación.
Para mejorar la fiabilidad, el Beretta MAB 38/A estaba dotado de una ventanilla colocada en la apertura de alimentación que impedía la entrada de cuerpos extraños en el interior del arma cuando el cargador no estaba colocado. Incluso la manilla de armamento estaba dotada de un apéndice que sujetaba completamente la rueda de deslizamiento del obturador: al transportar el arma (obviamente con el obturador cerrado) estaba completamente sujeta; cuando estaba en funcionamiento, gracias a que la manilla estaba separada por el cuerpo del obturador, ésta se quedaba en posición impidiendo la entrada de suciedad en el interior del arma, defecto del que adolecían las famosas MP 38 y MP 40 alemanas. Además, el MAB 38/A tenía el muelle de recuperación en el interior de un tubo metálico que le protegía de la suciedad, haciendo fluido el movimiento de la masa batiente (solución copiada del Bergmann). El percutor en los Modelos 38/A estaba separado del cuerpo del obturador y podía golpear el cebo sólo cuando estaba en posición de cierre (se trata, en la práctica, de un inútil seguro contra los disparos prematuros, desaparecido en la sucesiva versión 38/42). Por lo que se refiere a las características mecánicas del MAB 38/A nos encontramos frente a una clásica pistola ametralladora de la primera generación, caracterizada por poseer un cierre lábil (el arma comienza el ciclo de disparo con el obturador abierto), una longitud total de alrededor de un metro (946 mm sin bayoneta), un peso superior a cuatro kilogramos (4,97 kg con un cargador de treinta cartuchos), caja de madera de haya evaporada, culata fija realizada con materiales de primera calidad y sometida a laboriosas elaboraciones mecánicas y de terminación.
Se puede afirmar que, en el ámbito de las pistolas ametralladoras de la primera generación, el MAB 38/A es, sin duda, la mejor que jamás se ha realizado. Las óptimas cualidades del Beretta MAB 38/A fueron, sin embargo, la causa principal de su sustitución con sucesivas elaboraciones: los altos costes necesarios para la producción de este mitra no congeniaban demasiado con las necesidades impuestas por la producción de guerra. Piénsese en lo dispendiosa que resultaba la realización tan sólo de la camisa de refrigeración del cañón, realizada en forma maciza hasta 1942, año en el que apareció la primera modificación del MAB 38/A, conocida como 38/42. En esta versión se abandonaron el percutor separado del cuerpo de la masa batiente y el alza regulable (todavía presente en el 38/42, serie I), se recortó la culata y el asta y, además, se suprimió la camisa cubre-cañón, siendo sustituida en su función, si así se puede decir, por una serie de fresaduras realizadas directamente en el cuerpo del cañón (también ellas abandonadas a lo largo de su producción). Una nueva versión aún más simplificada, conocida como MAB 38/44, fue realizada durante el período de la ocupación alemana, equipando tanto a las fuerzas de la República Socialista Italiana como a las alemanas. Durante los años de la República de Saló, la empresa Beretta, recordémoslo, fue una de las mayores abastecedoras de la Wehrmacht, a la que vendió tanto el MAB, en sus distintas versiones, como las Beretta 34 y 35.
Del MAB, en sus distintas versiones, se realizó un considerable número de ejemplares: desgraciadamente no se conocen las cifras con precisión, pero puede ser útil saber que, a partir de mediados de 1943, la producción de mosquetones automáticos llegaba a unas 30.000 unidades al mes, es decir, a la suma de 360.000 ejemplares al año. La historia del Mosquetón Automático Beretta no se acaba con la Segunda Guerra Mundial; además de venderse en sus distintas versiones en Rumanía, Argentina, Alemania (III Reich), Nigeria, Siria, Irak, Pakistán y Costa Rica, el MAB permaneció en servicio tanto en las Fuerzas Armadas italianas como en el Cuerpo de Carabineros y en la Policía Nacional, quienes lo mantuvieron en servicio activo hasta finales de los años setenta, siendo sustituido entonces, lentamente, por los nuevos modelos Beretta M 12 y M 15.