RADAR
Desarrollo
Las investigaciones acerca de la propagación de las ondas electromagnéticas realizadas por científicos como Edward Appleton o Robert Watson Watt permitieron descubrir y localizar a larga distancia objetos en movimiento. La utilidad militar de esta innovación técnica fue desarrollada por Watson Wat y Sir Henry Tizard, dando lugar a la aparición del RADAR (Radio Detection and Ranging), instrumento decisivo a lo largo de toda la contienda y especialmente eficaz en manos británicas durante la batalla de Inglaterra. La necesidad de localizar al enemigo permite anticipar sus movimientos y establecer los medios tanto atacantes como defensivos que serán necesarios para la batalla. Es por ello que, desde los medios de detección iniciales, los científicos se afanan por perfeccionar y mejorar las técnicas de radar para hacerlas más precisas y abarcar un mayor radio de acción. Así, surgen diferentes mecanismos para finalidades específicas, como el RDF, Radio Direction Finding, sistema de estaciones de radar establecido a lo largo de la costa británica que permite detectar a 100 km. la cantidad de aparatos enemigos y la distancia a la que se encuentran. Gracias a ello, las informaciones reportadas al Comando Superior de Caza permiten a éste establecer los medios defensivos apropiados, atribuyendo al instante la misión de ataque a uno de los cuatro Grupos de Caza que cubrían Gran Bretaña. El desarrollo del radar permitió que fuera instalado sobre aviones, permitiendo detectar tanto la situación de objetivos en tierra como de aparatos enemigos.
Así, surge el AIMk IV, radar aerotransportado capaz de detectar aviones enemigos a una distancia entre 200 y 600 m. Al AIMk IV le seguirá el AIMk X, con un alcance práctico entre 100 y 16.000 m. En 1941, las incursiones nocturnas británicas sobre Alemania estaban provistas de un cuerpo de Pathfinders basado en el avión Mosquito, con la misión de detectar objetivos en la oscuridad, iluminarlos por medio de bengalas y, una vez identificados, señalarlos mediante bengalas rojas y verdes para permitir la acción posterior de los bombarderos. Otros radares, cada vez más perfeccionados, instalados sobre aviones fueron el GEE, surgido en marzo de 1942, OBOE y H2S, construidos algunos meses más tarde, y Rebecca-Eureka. Rápidamente se aplicó el descubrimiento a la guerra naval, en la que también tendrá una importancia decisiva. En la segunda mitad de 1942, en el Pacífico, los norteamericanos compensaron su inferioridad tras el desastre del Pearl Harbor gracias al uso de dos tipos de radar: radar-tir y radar-guet. Igualmente, el radar será una herramienta decisiva en la batalla del Atlántico, permitiendo a los aliados la detección de los U-Boote alemanes. Como no podía ser menos, el radar jugará también un papel importante en la guerra en tierra, especialmente para la artillería antiaérea, si bien en este caso el desarrollo técnico será muy posterior. En los últimos meses de la guerra los aliados ya disponen de un sistema para hacer estallar una carga explosiva cerca de un objetivo por medio del cohete Vy o Pozit (Proximity Fuse), guiado por radar.
El Pozit será empleado contra las bombas volantes V1 en Anvers y contra los Baka Bombs, aparatos tripulados a reacción japoneses. El uso de estos aparatos fue, en palabras de Patton , la clave de la victoria aliada contra la ofensiva alemana del invierno de 1944. El uso masivo del radar y su eficacia táctica y operativa hizo que se desarrollaran también algunos sistemas anti-radar. Uno de los más curiosos consistió en el lanzamiento aliado de papeles metalizados que confundían a los radares enemigos acerca de la ruta de los bombarderos. Estos papeles, llamados Window, fueron muy utilizados durante el desembarco de Normandía, con el objetivo de hacer creer a los alemanes que el desembarco se produciría por Calais.
Así, surge el AIMk IV, radar aerotransportado capaz de detectar aviones enemigos a una distancia entre 200 y 600 m. Al AIMk IV le seguirá el AIMk X, con un alcance práctico entre 100 y 16.000 m. En 1941, las incursiones nocturnas británicas sobre Alemania estaban provistas de un cuerpo de Pathfinders basado en el avión Mosquito, con la misión de detectar objetivos en la oscuridad, iluminarlos por medio de bengalas y, una vez identificados, señalarlos mediante bengalas rojas y verdes para permitir la acción posterior de los bombarderos. Otros radares, cada vez más perfeccionados, instalados sobre aviones fueron el GEE, surgido en marzo de 1942, OBOE y H2S, construidos algunos meses más tarde, y Rebecca-Eureka. Rápidamente se aplicó el descubrimiento a la guerra naval, en la que también tendrá una importancia decisiva. En la segunda mitad de 1942, en el Pacífico, los norteamericanos compensaron su inferioridad tras el desastre del Pearl Harbor gracias al uso de dos tipos de radar: radar-tir y radar-guet. Igualmente, el radar será una herramienta decisiva en la batalla del Atlántico, permitiendo a los aliados la detección de los U-Boote alemanes. Como no podía ser menos, el radar jugará también un papel importante en la guerra en tierra, especialmente para la artillería antiaérea, si bien en este caso el desarrollo técnico será muy posterior. En los últimos meses de la guerra los aliados ya disponen de un sistema para hacer estallar una carga explosiva cerca de un objetivo por medio del cohete Vy o Pozit (Proximity Fuse), guiado por radar.
El Pozit será empleado contra las bombas volantes V1 en Anvers y contra los Baka Bombs, aparatos tripulados a reacción japoneses. El uso de estos aparatos fue, en palabras de Patton , la clave de la victoria aliada contra la ofensiva alemana del invierno de 1944. El uso masivo del radar y su eficacia táctica y operativa hizo que se desarrollaran también algunos sistemas anti-radar. Uno de los más curiosos consistió en el lanzamiento aliado de papeles metalizados que confundían a los radares enemigos acerca de la ruta de los bombarderos. Estos papeles, llamados Window, fueron muy utilizados durante el desembarco de Normandía, con el objetivo de hacer creer a los alemanes que el desembarco se produciría por Calais.