Desarrollo
Uno de los carros más importantes de las primeras batallas de la II Guerra Mundial, estuvo presente en casi todas las unidades acorazadas de la Wehrmacht. Su gran mérito es haber sido el primer carro alemán fabricado en serie, alcanzando su fabricación un gran número de aparatos. La idea era poder producir una enorme cantidad de ametralladoras automotrices, protegídas de fusiles y proyectiles de fragmentación. En las ofensivas de la guerra futura, la infantería tendría que ir en vehículos motorizados protegidos, y acompañando a éstos, los carros ametralladora y, reforzados por carros medios y pesados, la artillería antitanque y de campaña, también autopropulsada. El Panzer I nace con este propósito, en ningún caso se consideraba como un carro verdadero, a lo más una máquina de entretenimiento y de cobertura de saturación de fuego. Los carros tendrían otro diseño y armamento en lo que podría ser equivalente en los antiguos ejércitos a la caballería ligera y pesada, en definitiva un grupo de ataque rápido y contundente, mecanizado, sin hombres a pie. Un ejército así compuesto y acompañado por la protección de la aviación y la artillería de campaña sería imparable, dando lugar a combates rapidísimos "relámpago", filosofía bélica que quedó confirmada en la primera parte de la II Guerra Mundial. El interés de Hitler de dotar a su Ejército de un carro adecuado a las nuevas estrategias bélicas, que primaban la rapidez, la movilidad y la contundencia en el ataque, hizo que su construcción se encargara a tres fabricantes distintos, en aras de producir la mayor cantidad posible en el menor tiempo.
Hacia julio de 1934 ya se había realizado un pedido de 600 aparatos, logrando la construcción de 800 unidades hacia junio de 1938, cuando se decidió cesar su producción a favor de otros modelos. Como en el caso del Panzer II , para burlar las limitaciones al rearme alemán impuestas por el Tratado de Versalles que dio fin a la I Guerra Mundial se camufló su construcción bajo el epígrafe de "tractor agrícola". En la guerra civil española se demostró que los Panzer I, conocidos como "negrillos" -en total 170-, eran muy eficaces contra la infantería y en los combates rápidos, pero cuando se enfrentaban a carros de verdad, eran aniquilados sin remedio, demostración que tuvo lugar en los alrededores de Madrid en 1936, en la carretera de La Coruña, donde los T -26 y los Ba-3, tripulados por republicanos, hicieron estragos con los Panzer I. En la batalla del Oeste los Panzer I, fuera de su papel, cumplieron por encima de las funciones para las que fue diseñado este vehículo, aunque pronto se vio que utilizarle como carro no le iba muy bien, dada su vulnerabilidad. En la invasión de Rusia de 1941, el concepto y diseño para estas pequeñas máquinas había cambiado poco cuando se dejaron de fabricar; no obstante, 181 ejemplares participaron en la Operación Barbarroja. Los cañones antitanque semiautomáticos habían evolucionado y; junto a los fusiles anticarro, se habían convertído en martillo de estos pequeños ingenios.
Pero una vez que los verdaderos carros de combate y la aviación habían cumplido con su misión de aniquilación de los puntos fuertes, puedieron operar con eficacia. Esta misión fue desempeñada durante el año 1941 para neutralizar y reducir las grandes bolsas de soldados soviéticos, tan comunes en este primer año. En la entrada del segundo año de guerra en Rusia, este vehículo había quedado relegado a labores secundarias, como portador de cargas de demolición o represión de guerrilleros. Las constantes investigaciones alemanas en cuanto al perfeccionamiento y mejora de los blindados hicieron que pronto quedara obsoleto, especialmente en cuanto a blindaje y armamento. Así, hacia 1941 dejó definitivamente de prestar servicio.
Hacia julio de 1934 ya se había realizado un pedido de 600 aparatos, logrando la construcción de 800 unidades hacia junio de 1938, cuando se decidió cesar su producción a favor de otros modelos. Como en el caso del Panzer II , para burlar las limitaciones al rearme alemán impuestas por el Tratado de Versalles que dio fin a la I Guerra Mundial se camufló su construcción bajo el epígrafe de "tractor agrícola". En la guerra civil española se demostró que los Panzer I, conocidos como "negrillos" -en total 170-, eran muy eficaces contra la infantería y en los combates rápidos, pero cuando se enfrentaban a carros de verdad, eran aniquilados sin remedio, demostración que tuvo lugar en los alrededores de Madrid en 1936, en la carretera de La Coruña, donde los T -26 y los Ba-3, tripulados por republicanos, hicieron estragos con los Panzer I. En la batalla del Oeste los Panzer I, fuera de su papel, cumplieron por encima de las funciones para las que fue diseñado este vehículo, aunque pronto se vio que utilizarle como carro no le iba muy bien, dada su vulnerabilidad. En la invasión de Rusia de 1941, el concepto y diseño para estas pequeñas máquinas había cambiado poco cuando se dejaron de fabricar; no obstante, 181 ejemplares participaron en la Operación Barbarroja. Los cañones antitanque semiautomáticos habían evolucionado y; junto a los fusiles anticarro, se habían convertído en martillo de estos pequeños ingenios.
Pero una vez que los verdaderos carros de combate y la aviación habían cumplido con su misión de aniquilación de los puntos fuertes, puedieron operar con eficacia. Esta misión fue desempeñada durante el año 1941 para neutralizar y reducir las grandes bolsas de soldados soviéticos, tan comunes en este primer año. En la entrada del segundo año de guerra en Rusia, este vehículo había quedado relegado a labores secundarias, como portador de cargas de demolición o represión de guerrilleros. Las constantes investigaciones alemanas en cuanto al perfeccionamiento y mejora de los blindados hicieron que pronto quedara obsoleto, especialmente en cuanto a blindaje y armamento. Así, hacia 1941 dejó definitivamente de prestar servicio.