A la cabeza del Estado en Babilonia estaba el rey, que podía ser llamado Sharu rabu -Gran Rey- o bien Shar kishshati -Rey de la totalidad-. Sus atribuciones son casi infinitas, pues de su voluntad depende el funcionamiento del país. Cargo de carácter teocrático, se pensaba, siguiendo la tradición sumerio-acadia, que eran los dioses quienes entregaban los símbolos regios (corona, cetro, arma y círculo) al elegido.