Doña Mencía de Mendoza: la virreina culta
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Datos principales
Rango
Edad Moderna
Desarrollo
Durante la primera mitad del siglo XVI, la corte virreinal valenciana generó una gran actividad social y cultural en torno suyo. Los grandes protagonistas de la corte eran al virrey Enrique de Aragón (1497-1505), primo hermano de Fernando el Católico, su propia hermana Juana, que mantuvo el título honorífico de reina de Nápoles (1505-1512), y Germana de Foix, la viuda de Fernando el Católico. Gráfico Germana volvió a casarse con Fernando, marqués de Brandeburgo, del séquito personal de Carlos I . Con este matrimonio, el rey Carlos la nombró virreina y lugarteniente general de Valencia y al marqués de Brandeburgo, capitán general del reino. Tras el fallecimiento de su esposo, el emperador ordenó un nuevo matrimonio, con un tercer Fernando, esta vez con Fernando de Aragón, duque de Calabria y nombró al matrimonio virreyes y lugartenientes generales de Valencia. Este tercer matrimonio con el duque de Calabria marcó una etapa de gran riqueza cultural en la corte valenciana. El duque y Germana fueron nombrados virreyes simul et insolidum con carácter vitalicio, desempeñando sus funciones entre 1526 y 1536, año en que murió ella. Tras su fallecimiento, el duque de Calabria se mantuvo en el cargo hasta su muerte en 1550. La permanencia y continuidad en el virreinato, tanto de Germana como del duque, contribuyeron decisivamente a crear una corte estable, cuyo funcionamiento, así como el movimiento cultural que aglutinó, se parecieron en muchos aspectos al de una corte real.
Además, Germana gozó hasta su muerte, por deseo de su primer marido Fernando el Católico, el título de Alteza Real. (54 ) El desarrollo cultural de aquella corte fue debido al impulso otorgado por Germana de Foix quien, emparentada con los monarcas de Francia y criada desde niña en la corte francesa de Luis XII , poseía una extraordinaria educación, influida por el ceremonial borgoñón y la cultura italiana. También la reina Ana de Bretaña, una mujer culta y aficionada a la música, desarrolló en ella una gran destreza para la música, el canto y el baile. Si los años de mayor esplendor de la corte virreinal estuvieron asociados a Germana y al duque de Calabria, de no menor magnificencia fue el periodo de su segundo matrimonio con Mencía de Mendoza, marquesa de Cenete, (1508-1554) con quien contrajo matrimonio en enero de 1541. Mencía, casada también en segundas nupcias, había recibido una importante formación humanística en los Países Bajos junto a su primer marido el conde Enrique de Nassau, gran coleccionista de obras de arte, con quien se casó en 1524 y de quien enviudó en 1538. (55 ) A partir de 1541, Mencía de Mendoza brilló con luz particular en la corte virreinal valenciana. Se supo relacionar con algunos personajes cultos, como por ejemplo Juan Bautista Anyés. Este escritor, beneficiado de la catedral de Valencia, dedicó a Mencía numerosos opúsculos y le envió partes de una de sus obras solicitándole su corrección, lo que pone de manifiesto, más allá de la relación de protección y mecenazgo, el respeto intelectual que Mencía despertaba en los círculos humanistas.
También estuvo relacionada con un grupo de pensadores que pretendían la renovación pedagógica de la Universidad de Valladolid. Entre los miembros de ese grupo destacaron Miguel Jerónimo Ledesma, catedrático de griego, Pedro Jaime Estevez, catedrático de medicina o Francisco Decio, catedrático de oratoria. En 1544, la duquesa proyectó la erección de un Colegio Trilingüe, a imitación del que funcionaba en Alcalá. A pesar de su pretensión de dotar a la Universidad con una renta perpetua, suficiente para cubrir los salarios de los catedráticos, y de construir un nuevo edificio que albergara estos estudios, aquello no llegó a término. Todos estos proyectos se debieron a la formación recibida, pues desde su juventud, Mencía se había rodeado de algunos de los más importantes humanistas de su tiempo. Había recibido lecciones en Valencia de Juan Andrés Estrany, y más tarde, en 1534, de Juan Maldonado en Guadalajara y, posteriormente entre 1537 y 1539, de Juan Luis Vives, que frecuentó el palacio de los condes de Nassau, en Breda. Mencía tuvo además como secretario al humanista Martín Lasso de Oropesa, quien publicó una versión de la Farsalia dedicada a su señora. Además gestionó en París en 1535 el encuentro con el gran helenista Guillermo Budé, entrando en contacto con el círculo erasmista reunido en torno al valenciano Juan Martín Población. Fue, asimismo, gran admiradora de Erasmo al que no pudo llegar a conocer a pesar de sus gestiones. Al morir en 1554, Mencía dejó, entre otros bienes culturales, una inmensa biblioteca con cerca de un millar de volúmenes, entre ellos, 46 ejemplares de obras de Erasmo.
Además, Germana gozó hasta su muerte, por deseo de su primer marido Fernando el Católico, el título de Alteza Real. (54 ) El desarrollo cultural de aquella corte fue debido al impulso otorgado por Germana de Foix quien, emparentada con los monarcas de Francia y criada desde niña en la corte francesa de Luis XII , poseía una extraordinaria educación, influida por el ceremonial borgoñón y la cultura italiana. También la reina Ana de Bretaña, una mujer culta y aficionada a la música, desarrolló en ella una gran destreza para la música, el canto y el baile. Si los años de mayor esplendor de la corte virreinal estuvieron asociados a Germana y al duque de Calabria, de no menor magnificencia fue el periodo de su segundo matrimonio con Mencía de Mendoza, marquesa de Cenete, (1508-1554) con quien contrajo matrimonio en enero de 1541. Mencía, casada también en segundas nupcias, había recibido una importante formación humanística en los Países Bajos junto a su primer marido el conde Enrique de Nassau, gran coleccionista de obras de arte, con quien se casó en 1524 y de quien enviudó en 1538. (55 ) A partir de 1541, Mencía de Mendoza brilló con luz particular en la corte virreinal valenciana. Se supo relacionar con algunos personajes cultos, como por ejemplo Juan Bautista Anyés. Este escritor, beneficiado de la catedral de Valencia, dedicó a Mencía numerosos opúsculos y le envió partes de una de sus obras solicitándole su corrección, lo que pone de manifiesto, más allá de la relación de protección y mecenazgo, el respeto intelectual que Mencía despertaba en los círculos humanistas.
También estuvo relacionada con un grupo de pensadores que pretendían la renovación pedagógica de la Universidad de Valladolid. Entre los miembros de ese grupo destacaron Miguel Jerónimo Ledesma, catedrático de griego, Pedro Jaime Estevez, catedrático de medicina o Francisco Decio, catedrático de oratoria. En 1544, la duquesa proyectó la erección de un Colegio Trilingüe, a imitación del que funcionaba en Alcalá. A pesar de su pretensión de dotar a la Universidad con una renta perpetua, suficiente para cubrir los salarios de los catedráticos, y de construir un nuevo edificio que albergara estos estudios, aquello no llegó a término. Todos estos proyectos se debieron a la formación recibida, pues desde su juventud, Mencía se había rodeado de algunos de los más importantes humanistas de su tiempo. Había recibido lecciones en Valencia de Juan Andrés Estrany, y más tarde, en 1534, de Juan Maldonado en Guadalajara y, posteriormente entre 1537 y 1539, de Juan Luis Vives, que frecuentó el palacio de los condes de Nassau, en Breda. Mencía tuvo además como secretario al humanista Martín Lasso de Oropesa, quien publicó una versión de la Farsalia dedicada a su señora. Además gestionó en París en 1535 el encuentro con el gran helenista Guillermo Budé, entrando en contacto con el círculo erasmista reunido en torno al valenciano Juan Martín Población. Fue, asimismo, gran admiradora de Erasmo al que no pudo llegar a conocer a pesar de sus gestiones. Al morir en 1554, Mencía dejó, entre otros bienes culturales, una inmensa biblioteca con cerca de un millar de volúmenes, entre ellos, 46 ejemplares de obras de Erasmo.