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MEMORIAL 29 Señor. El Capitán Fernández de Quirós. Vuelvo a mi tema y digo que por la mucha desorden que ha habido en las Indias están hoy tan arruinadas, cuanto yo sé y se sabe sin saberse el paradero que tendrán por no se hallar el remedio, y que en ellas descansa España sus esperanzas. La Austrialia del Espíritu Santo, que V.M. fue servido mandarme la descubriese, su gobierno está sin principio y puede ser regular. De sus naturales no falta uno y todos por instruir, y la tierra por desnatar de todas las riquezas que tiene, que son tres cosas sin precio. Señor, pues tanto importa ver poblada. Recuerdo que en la presteza está la ganancia y que es causa porque se debe echar el resto y podría ser viniese tiempo que obligase a más y no valiese. Dios hizo a V.M. Rey poderoso y le ha dado y da en el Perú tantos millones de oro; gaste V.M. un solo medio por Señor que tanto puede dar y quitar, tan fácil lo uno como lo otro. Yo sin ser el de la obligación forzosa, cuando (a)cometí tal grandeza no la regalé con mis fuerzas, ni con mi bolsa, ni con mis nadas, sino con el poder y providencia de Dios, que no me ha faltado ni ha de faltar en cuanto yo no desdijere. Si V.M. se ha de servir de enviarme a trabajar, recuerdo cuanto tiempo he menester para buscar las piedras mayores y han de ser los fundamentos sobre que se ha de armar aquel tan grande edificio, y otras muchas personas de arte y prácticas todas bien necesarias para que de una vez se levante, porque de muchas ni a la obra ni a V.
M. conviene. Si se teme que el dinero hará falta en España, también se deben temer los grandes daños y el costoso y dudoso remedio que puede haber, y considerar que por este tan poco precio se compra no menos que un nuevo mundo, con tantos sus bienes de cielo y tierra, y que ningún más bien gastado. Estime V.M. cosas tan grandes y tan altas que tanta fuerza hacen en su favor, y este esclavo que tantas y tan buenas muestras tiene dado y tanto da y no pide nada para sí y que ha de ladrar y asistir hasta vencer o morir, porque no se puede persuadir que a tal causa y a tal hombre los dejen aquí perder por no gastarse 500 mil ducados por una vez en el Perú, que es lo mismo que en España 62 mil 500.
M. conviene. Si se teme que el dinero hará falta en España, también se deben temer los grandes daños y el costoso y dudoso remedio que puede haber, y considerar que por este tan poco precio se compra no menos que un nuevo mundo, con tantos sus bienes de cielo y tierra, y que ningún más bien gastado. Estime V.M. cosas tan grandes y tan altas que tanta fuerza hacen en su favor, y este esclavo que tantas y tan buenas muestras tiene dado y tanto da y no pide nada para sí y que ha de ladrar y asistir hasta vencer o morir, porque no se puede persuadir que a tal causa y a tal hombre los dejen aquí perder por no gastarse 500 mil ducados por una vez en el Perú, que es lo mismo que en España 62 mil 500.