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Datos principales
Desarrollo
CAPÍTULO III De otros descubridores que a la Florida han ido Con la relación que estos castellanos dieron en Santo Domingo de lo que habían visto, y con la de Miruelo, que ambas fueron casi a un tiempo, vino a España el oidor Lucas Vázquez de Ayllón a pedir la conquista y gobernación de aquella provincia, la cual, entre las muchas que la Florida tiene, se llama Chicoria. El emperador se la dió, honrándole con el hábito de Santiago. El oidor se volvió a Santo Domingo y armó tres navíos grandes, año de mil y quinientos y veinticuatro, y con ellos, llevando por piloto a Miruelo, fue en demanda de tierra que el Miruelo había descubierto, porque decían que era más rica que Chicoria. Mas Miruelo, por mucho que lo porfió, nunca pudo atinar dónde había sido su descubrimiento, del cual pesar cayó en tanta melancolía que en pocos días perdió el juicio y la vida. El licenciado Ayllón pasó adelante en busca de su provincia Chicoria y en el río Jordán perdió la nave capitana, y con las dos que le quedaban siguió su viaje al levante, y dio en la costa de una tierra apacible y deleitosa, cerca de Chicoria, donde los indios le recibieron con mucha fiesta y aplauso. El oidor, entendiendo que todo era ya suyo, mandó que saltasen en tierra doscientos españoles y fuesen a ver el pueblo de aquellos indios, que estaba tres leguas tierra adentro. Los indios los llevaron, y después de los haber festejado tres o cuatro días, y asegurándolos con su amistad, los mataron una noche, y de sobresalto dieron al amanecer en los pocos españoles que con el oidor habían quedado en la costa en guarda de los navíos; y habíendo muerto y herido los más de ellos, les forzaron a que rotos y desbaratados se embarcasen y volviesen a Santo Domingo, dejando vengados los indios de la jornada pasada.
Entre los pocos españoles que escaparon con el oidor Lucas Vázquez de Ayllón, fue uno llamado Hernando Mogollón, caballero natural de la ciudad de Badajoz, el cual pasó después al Perú, donde contaba muy largamente lo que en suma hemos dicho de esta jornada. Yo le conocí. Después del oidor Lucas Vázquez de Ayllón, fue a la Florida Pánfilo de Narváez, año de mil y quinientos veinte y siete, donde con todos los españoles que llevó se perdió tan miserablemente, como lo cuenta en sus Naufragios Alvar Núñez Cabeza de Vaca que fue con él por tesorero de la Hacienda Real. El cual escapó con otros tres españoles y un negro y, habiéndoles hecho Dios Nuestro Señor tanta merced que llegaron a hacer milagros en su nombre, con los cuales habían cobrado tanta reputación y crédito con los indios que les adoraban por dioses, no quisieron quedarse entre ellos, antes, en pudiendo, se salieron a toda prisa de aquella tierra y se vinieron a España a pretender nuevas gobernaciones, y, habiéndolas alcanzado, les sucedieron las cosas de manera que acabaron tristemente como lo cuenta todo el mismo Alvar Núñez Cabeza de Vaca, el cual murió en Valladolid, habiendo venido preso del Río de la Plata, donde fue por gobernador. Llevó Pánfilo de Narváez en su navegación cuando fue a la Florida un piloto llamado Miruelo, pariente del pasado y tan desdichado como él en su oficio, que nunca acertó a dar en la tierra que su tío había descubierto, por cuya relación tenía noticia de ella, y por esta causa lo había llevado Pánfilo de Narváez consigo. Después de este desgraciado capitán, fue a la Florida el adelantado Hernando de Soto, y entró en ella año de 39, cuya historia, con las de otros muchos famosos caballeros españoles e indios, pretendemos escribir largamente, con la relación de las muchas y grandes provincias que descubrió hasta su fin y muerte, y lo que después de ella sus capitanes y soldados hicieron hasta que salieron de la tierra y fueron a parar a México.
Entre los pocos españoles que escaparon con el oidor Lucas Vázquez de Ayllón, fue uno llamado Hernando Mogollón, caballero natural de la ciudad de Badajoz, el cual pasó después al Perú, donde contaba muy largamente lo que en suma hemos dicho de esta jornada. Yo le conocí. Después del oidor Lucas Vázquez de Ayllón, fue a la Florida Pánfilo de Narváez, año de mil y quinientos veinte y siete, donde con todos los españoles que llevó se perdió tan miserablemente, como lo cuenta en sus Naufragios Alvar Núñez Cabeza de Vaca que fue con él por tesorero de la Hacienda Real. El cual escapó con otros tres españoles y un negro y, habiéndoles hecho Dios Nuestro Señor tanta merced que llegaron a hacer milagros en su nombre, con los cuales habían cobrado tanta reputación y crédito con los indios que les adoraban por dioses, no quisieron quedarse entre ellos, antes, en pudiendo, se salieron a toda prisa de aquella tierra y se vinieron a España a pretender nuevas gobernaciones, y, habiéndolas alcanzado, les sucedieron las cosas de manera que acabaron tristemente como lo cuenta todo el mismo Alvar Núñez Cabeza de Vaca, el cual murió en Valladolid, habiendo venido preso del Río de la Plata, donde fue por gobernador. Llevó Pánfilo de Narváez en su navegación cuando fue a la Florida un piloto llamado Miruelo, pariente del pasado y tan desdichado como él en su oficio, que nunca acertó a dar en la tierra que su tío había descubierto, por cuya relación tenía noticia de ella, y por esta causa lo había llevado Pánfilo de Narváez consigo. Después de este desgraciado capitán, fue a la Florida el adelantado Hernando de Soto, y entró en ella año de 39, cuya historia, con las de otros muchos famosos caballeros españoles e indios, pretendemos escribir largamente, con la relación de las muchas y grandes provincias que descubrió hasta su fin y muerte, y lo que después de ella sus capitanes y soldados hicieron hasta que salieron de la tierra y fueron a parar a México.